Constanza Michelson: "La depresión no es solo un diagnóstico psiquiátrico, a veces, es un mecanismo de defensa"
ENTREVISTA. En el Festival de Ciencia Puerto de Ideas Antofagasta 2023, la psicoanalista dará una charla sobre salud mental en la vida moderna. La cita es el 23 de abril a las 10.30 horas en la Plaza del Museo de Antofagasta.
En 2020, la OMS advirtió sobre las consecuencias de la pandemia en la salud mental. Luego, un artículo periodístico se preguntó si añadir litio al agua podría disminuir el riesgo de suicidio, lo que llamó la atención de la psicoanalista Constanza Michelson: "El litio se utiliza para ciertos diagnósticos, pero la liviandad de la nota me sorprendió, ¿todos necesitan litio para estabilizar el ánimo, es el ánimo algo que debe ser estabilizado?", se preguntó.
Con el artículo, Michelson recordó el comentario de la filósofa Hannah Arendt acerca de un titular sobre el lanzamiento de un satélite a fines de los cincuenta: "Decía algo como, 'al fin podremos salir de la prisión de la Tierra'. ¿Nuestro planeta es una prisión? Arendt notó que el titular no era una figura retórica, sino una posición frente al mundo. Ya conocemos las consecuencias de tratar al planeta como algo que nos limita. Del mismo modo, la banalidad de abordar el dolor psíquico y existencial como si fuésemos electrodomésticos que hay que recargar, tiene consecuencias en la salud mental y en la vida política", concluyó al respecto.
Estas son solo algunas de las reflexiones que Constanza Michelson abordará en la actividad "El (des) ánimo en los tiempos del litio", que se realizará gratuitamente en el Festival de Ciencia Puerto de ideas Antofagasta 2023, de forma gratuita el 23 de abril, con previo retiro de entradas en puertodeideas.cl.
Usted ha sido crítica al uso del término salud mental, ¿qué limitaciones cree que tiene?
- La enfermedad mental existe, es compleja y dolorosa, pero hoy se replica el abordaje sanitario, no solo en la enfermedad mental, también en el dolor de existir; dolor propio de la vida humana. Somos animales de lenguaje y con conciencia de muerte, eso hace inevitable que la vida nos resulte un oficio, algo que pensar y padecer a veces. Hacer de ello un trastorno nos quita la responsabilidad sobre el deber de inventarnos una vida. Hoy hablamos de "trastornos" y cualquier cosa puede pasar a convertirse en uno. Se ha perdido la vieja pregunta de qué dicen los males sobre una época determinada. Si en los tiempos de Freud, la histeria era la manifestación de una sociedad represiva, quizá hoy la fatiga crónica, la falta de atención y el aburrimiento, respondan a un tiempo de aceleración inédita, invasión informativa y entretenimiento estandarizado. La depresión no es solo un diagnóstico psiquiátrico, a veces, es un mecanismo de defensa: salirse de la cancha del deseo porque ya no se sabe cómo responder.
¿Por qué si las investigaciones en salud mental han avanzado no se registra una disminución de trastornos?
- Saber más sobre nuestro cerebro no significa que el dolor de existir y sus manifestaciones disminuyan. El saber no cura, al menos no de manera automática. Vivimos en un tiempo fantasioso respecto de cómo resolver problemas complejos. La fantasía es un ejercicio que se despega de la tierra (nuestra supuesta prisión), sube, arma modelos, sistemas de lenguaje, pero nunca tocó la vida real. En cambio, la imaginación es a ras de piso y personal, el proceso de una persona no es replicable en otra. Nada nace si primero no es soñado y elaborado. Aunque sepamos mil cosas más con la tecnología, esos son datos que se pueden consumir, pero un saber encarnado y procesado es otra cosa; lo importante al final, es la posición que se toma frente a las cosas. El facilismo y la anestesia como modelo de cura, llevan a que nos ahorremos ese trabajo, lo que tiene consecuencias como el extrañamiento sobre el sentido de vida.
En la descripción de su charla plantea "pensar la salud mental como la recuperación de la poesía interna", ¿a qué se refiere?
- Ya decía que somos animales de lenguaje y conciencia de muerte, es constitutivo de lo que somos por ahora. El lenguaje no es un mero instrumento de comunicación, somos como hablamos, pero no lo que hablamos. Si algo tiene efectos en la vida, no es lo que decimos ser, sino cómo decimos, pensando o repitiendo, con o sin responsabilidad sobre los dichos. Hay también una relación al lenguaje que es paranoica, donde todo es causa efecto, todo tiene explicación y culpables, la paranoia es también un mecanismo de defensa frente a lo incierto. Hay otra relación más melancólica con el lenguaje, la de reconocer que las verdades son a medio camino, que nada es para siempre, que son necesarios los duelos porque para vivir hay que aceptar cuotas de desengaño. Recuperar la poesía es decir que la salud mental quizá no es un símil de la salud física, sino algo más parecido a la música y el ritmo. Hay una definición de salud mental que me gusta mucho, y es la de poder pasar a otra cosa.
"Somos animales de lenguaje y con conciencia de muerte, eso hace inevitable que la vida nos resulte un oficio, algo que pensar y padecer a veces. Hacer de ello un trastorno nos quita la responsabilidad sobre el deber de inventarnos una vida".