Se agudiza la crisis de seguridad
Tres mártires de Carabineros, en menos de un mes, es algo jamás visto en el país y que obliga a trabajar por reinstaurar el imperio del derecho, el respeto a la vida y la condena a los actos delictuales. "Tolerancia cero no significa gatillo fácil o atropello de los derechos de las personas. Significa que se combatirá con decisión y con todos los medios disponibles la totalidad de los delitos".
La crisis de seguridad que se vive en el país está lejos de solucionarse, pese a los acuerdos para reformas y nuevas leyes destinadas a combatir los delitos más violentos y entregar más atribuciones a las policías en su combate contra la criminalidad. En la madrugada de ayer, nos informamos del tercer mártir de Carabineros, en 23 días, algo nunca visto en el país y que refleja que atravesamos por un problema multifactorial que está demostrando una resistencia y negativa a retroceder.
La comunidad siente temor y hemos visto muestras de dolor y de solidaridad con la institución policial. Lamentan la pérdida de los uniformados y demandan a las autoridades que tomen medidas para combatir el delito con decisión y mano firme con quienes están fuera de la ley.
El Gobierno del Presidente Boric, se apresuró en informar que la intervención que se realizaría en 30 comunas se anticiparía, con el fin de declarar una lucha sin descanso para restablecer el orden y poner entre las rejas a los autores de los delitos.
Cuesta entender que un país que hace tan poco se caracterizaba por su tranquilidad y por ser un buen lugar para vivir, hoy esté tan convulsionado. Si bien, la delincuencia y los hampones siempre han existido,había cierto control por razones bien particulares y esenciales dentro de nuestra cultura.
El crimen organizado tenía poco raigambre y las bandas que surgían eran rápidamente controladas. Lamentablemente hubo pasividad, hubo laxitud, manga ancha y se privilegiaron los derechos de unos pocos por sobre los de una mayoría ciudadana.
Ello permitió que hoy vivamos un escenario complicado y que la clase política intente generar soluciones frente a una desatada delincuencia, bandas criminales y de narcotraficantes que se fortalecieron en el camino y que hoy cuentan con todas las armas para resistir los embates que quieran propinarles.
Lo que espera el mundo civil organizado es recuperar la paz social y si para ello es necesario instalar la política de tolerancia cero contra la delincuencia, esperan que así sea y esa decisión deberá ser respaldada por todos.
Tolerancia cero no significa gatillo fácil o atropello de los derechos de las personas. Significa que se combatirá con decisión y con todos los medios disponibles los delitos, desde los más simples hasta los de mayor connotación social, con el único fin que la paz retorne a todos los rincones del país.
Sinodalidad
"Todo esto necesita una permanente conversión: se trata de escuchar no solo las ideas personales o afines, sino también las ideas, deseos y experiencias de otros".
Nuestra Iglesia de Antofagasta se reunió el 25 de marzo en asamblea diocesana. Se buscó revisar la vida diocesana y preparar el programa eclesial de este año que se inicia. Todo se hizo en la perspectiva del próximo sínodo que se reunirá en Roma en 2024 y cuyo tema versará sobre la sinodalidad.
Desde el Concilio Vaticano II, nuestra Iglesia Católica ha cambiado. El Papa Juan XXIII llamó a abrir las ventanas y hablaba de 'aggiornamiento' (ponerse al día). Su sucesor, Pablo VI recordó un adagio ya muy antiguo: la Iglesia siempre debe buscar reformarse. El mismo Papa puso en marcha el sistema de los sínodos. Es decir, reunir a obispos del mundo entero para reflexionar sobre diversos temas pastorales (familia, jóvenes, entre otros temas).
El próximo sínodo se explayará sobre la 'sinodalidad'. Con este término se entiende que la reflexión tornará sobre lo que es el sínodo en sí mismo y como consecuencia lógica, sobre lo que es la Iglesia en sí misma, porque la sinodalidad es dimensión constitutiva de toda la Iglesia, es decir, de su naturaleza, de su estatuto, de su misión.
La palabra 'sínodo' es una palabra griega que significa 'caminar juntos'.
Todos debemos caminar juntos y participar activamente de este caminar, es decir, cada cristiano en su Iglesia local y cada Iglesia particular unida con la Iglesia Universal. Los obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida (DA, 2007) se comprometieron a promover la corresponsabilidad y participación efectiva de todos los fieles (DA 368). Esto significa que todos podrán participar en el discernimiento y tomas de decisiones (DA 371).
Todo esto necesita una permanente conversión: se trata de escuchar no solo las ideas personales o afines, sino también las ideas, deseos y experiencias de otros, aunque vayan en sentido muy distintos del nuestro. Se trata de dialogar. El diálogo nunca es fácil: hay que abrirse totalmente al otro para poder entender lo dicho por la otra persona y, entonces, discernir. De allí, la conversión.
Quisiera añadir un pequeño matiz. Quizás la palabra 'caminar' no sea la más adecuada, porque caminar indica solo un hecho. Cuando el Papa escribió a los cristianos de Chile, escribió a la "Iglesia que peregrina en Chile". Peregrinar indica un caminar, pero con insistencia en una meta muy precisa. En toda peregrinación, el camino y el esfuerzo tienen sentido.
Todos los seres humanos somos peregrinantes. Todos sabemos que el camino se hace al andar. Así todos vamos avanzando, comunicándonos, cada uno con su propia idiosincrasia: en sinodalidad, sea para preparar un sínodo, sea para construir una nueva constitución.