Reflexión en días de Semana Santa
Creyentes o no, el mensaje bíblico sobre el amor al prójimo, honrar a padre y madre y hacer el bien, nos deben llevar a un camino de meditación sobre lo que hacemos por nuestra sociedad. Así como les brindamos el respeto a nuestros padres, la misma consideración le debemos a nuestras autoridades. Debemos instar y apoyar para que tomen buenas decisiones.
El mundo cristiano recuerda en Semana Santa la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, luego de 33 años de vida terrena, en la que sentó las bases de una religión que hoy es una de las más importante a nivel mundial. Creyentes o no, hay pasajes de la Biblia, de la vida de Jesucristo que deberíamos aplicar en nuestro diario vivir, en nuestra convivencia social y en el futuro que ofrece una vida apegada a estos valores.
La característica del mensaje bíblico del Mesías, es muy distinto al que esperaban los judíos (el pueblo elegido), por esos años oprimido por el poder romano. El Salvador no llegó al mando de grandes ejércitos y blandiendo su espada para liberarlos. No, se situó más allá, en los corazones de quienes entendieron la Palabra y obraron de acuerdo a los valores de amar a Dios, al prójimo, honrar padre y madre; bendecir y orar por sus enemigos.
Preceptos que hasta el día de hoy tienen validez, aunque vivamos tiempos modernos, tiempos distintos, lo valórico sigue siendo lo más importante.
Cuando conocemos de los problemas de cientos de familias para llegar a fin de mes, de quienes ven a sus hijos presos por las garras del narcotráfico, de quienes no tienen casas y levantan improvisadas viviendas en las faldas de los cerros, no nos podemos mantener al margen.
O cuando constatamos que el crimen y la delincuencia avanzan sin control, tampoco debemos mantenernos impávidos. Son situaciones que nos obligan a reaccionar, a cumplir nuestro rol y a trabajar con el objetivo de mejorar nuestra sociedad, nuestra comuna, nuestra región y nuestro país.
Así como les brindamos el respeto a nuestros padres, la misma consideración le debemos a nuestras autoridades. Debemos instar y apoyar para que tomen buenas decisiones y lideren las soluciones a las problemáticas que hoy nos afligen.
Y la gente, los ciudadanos, nosotros debemos ser parte activa en estas medidas. Cada uno respondiendo al llamado de participación comprometida y de trabajo por el bien común.
Chile vive días aciagos y por ello el Presidente Boric, llamó a una "tregua", a abandonar nuestras propias ambiciones y luchar por aquellas que le harán bien al país. Este llamado no puede caer en tierra infértil, tiene que crecer para que la cosecha de mejores días nos traiga bienestar y la paz social anhelada.