Metallica burla el paso del tiempo en su esperado nuevo disco, "72 Seasons"
MÚSICA. Doce temas, la mayoría sobre los seis minutos, componen un álbum que dará origen a una gira igual de extensa.
Efe
¿Puede una banda de éxito mastodóntico como Metallica superar las claves que 40 años atrás hicieron de ella una leyenda? ¿Sería inteligente ignorarlas? La respuesta es no, a la luz de "72 Seasons", su nuevo disco, concebido como otra carrera contra el tiempo para mostrar lo que su público espera de ellos, pero sin sorpresas.
Siete años pasaron desde la publicación de su trabajo previo, "Hardwired... to Self-Destruct" (2016), que ya insistía en reorientarlos hacia sus cimientos, como "Death Magnetic" (2008), alejándose del carácter más experimental y no tan bien recibido de "St. Anger" (2003), que simplificó sobremanera la habitual densidad de sus capas y de sus solos de guitarra.
Su undécimo disco de estudio insiste en su viaje autorreferencial al pasado, a los grandes discos iniciales desde "Kill 'Em All" (1983) a "...And Justice For All" (1988), abundando en los elementos que los convirtieron en uno de los grandes embajadores mundiales del "thrash metal".
"72 Season" se presenta así con 12 nuevas canciones de largo desarrollo (el álbum sobrepasa los 77 minutos de duración y la mayoría de sus cortes superan los seis minutos), temas pesados en su composición pero acelerados en su ejecución, como camiones irrumpiendo a todo gas en mitad de la autopista.
Disco "pesado"
Ya el contundente corte homónimo "72 Seasons" constituye toda una declaración de intenciones y muestra la ambición por sobreponerse a las mermas físicas que el tiempo pudiera haber provocado en músicos que, como en el caso del vocalista y guitarrista James Hetfield y el batería Lars Ulrich, están a punto de cumplir los 60 años.
Como una metáfora el tema arranca casi sin preámbulos, los platos sacudidos con vigor entre los ataques bien calculados a las seis cuerdas, como si alguien intentara sacarle chispas tras siete años de espera a un motor que, en uno de esos intentos, entra en combustión y se lanza desbocado a la carretera.
Producido por Greg Fidelman junto a Ulrich y Hetfield, el cuarteto que completan Kirk Hammett (guitarra) y Robert Trujillo (bajo) encuentra una fiereza que quizás no estaba tan presente en sus últimos álbumes y que se mantiene a lo largo de piezas como "Shadow Follos" o "Scream Suicide".
Hasta el remate de más de 11 minutos con "Inamorata" no hay renuncios a la velocidad y eso hace de este un disco pesado que podría no ser del todo del gusto de quienes evocan con nostalgia los arreglos con más aire y ganchos melódicos de otro de sus más celebrados trabajos, su álbum negro, "Metallica" (1991), recientemente homenajeado por su 30 aniversario.
Con las pulsaciones desbocadas, son los "riffs" y la voz los que proporcionan oxígeno a estos cortes que, a su vez, encuentran toma de tierra en unas letras que no solo no ocultan sino que desnudan los problemas recientes del carismático vocalista del grupo.
Así, la adicción y el autocontrol se convierten en temas destacados en cortes como "Chasing Light", toda vez que en el proceso previo a la preparación y grabación de "72 Seasons" Hetfield volvió a internarse en un centro de rehabilitación y bregó con el divorcio de quien fuera su pareja desde 1992.
Grandilocuente
De ese proceso de crecimiento en el que abunda el álbum, no tanto musical como experiencial, proviene el título: las 72 estaciones se refieren a los 18 primeros años de vida, de cómo modelan las aspiraciones y personalidad de todo individuo y cómo se evoca luego esa idea desde la madurez.
Será grandilocuente en duración (parte el 27 y 29 de abril en Ámsterdam y culminará hasta el 2024 en México) y en formato, pues serán citas dobles con repertorios independientes en cada ciudad.