El control de los flujos migratorios
Lo manifestado por el actual canciller, Alberto van Klaveren, no hace más que confirmar lo planteado por los alcaldes del norte, en el sentido que ya no hay más capacidad para recibir migrantes. Sobre ese razonamiento es el que se debe actuar en lo inmediato y a futuro. Buscar fórmulas para frenar el descontrol y ordenar a quienes hoy están en Chile.
Chile, el último año recibió un constante flujo migratorio descontrolado que ha generado diversas complicaciones en las comunas del norte. Si bien, la ruta del migrante es hacia la zona central del país, una parte no menor se queda en la macrozona y ello se constata en el crecimiento de los campamentos, en la demanda escolar en los colegios municipalizados, en las atenciones de la salud primaria y en otros aspectos que en repetidas ocasiones han sido expuestos por los alcaldes nortinos.
Todo lo anterior se reafirma las declaraciones del nuevo canciller chileno, Alberto van Klaveren, quien en reciente entrevista de un medio nacional manifestó que : "Los países tienen una capacidad limitada de absorción de inmigración (...) en Chile está agotada".
Sobre ese razonamiento es el que se debe actuar en lo inmediato y a futuro. Buscar fórmulas para frenar el descontrol y ordenar a quienes hoy están en Chile. Sin dejar de lado la expulsión del territorio a quienes no cumplen con la documentación mínima para su ingreso y a los que cometen delitos.
El gran problema es que en la actualidad hay un número no menor de migrantes de los cuáles poco se conoce. Muchos de ellos se han autodenunciado con direcciones falsas y otros derechamente no lo han hecho y seguirán en la clandestinidad.
Obviamente que en este grupo hay temor a la expulsión, pero es necesario un orden para que se pueda separar a quienes vienen en busca de nuevas oportunidades de trabajo y de bienestar y quienes se infiltran en estos flujos para ingresar sólo a cometer delitos y emular lo que hacían en sus respectivos países.
Esto requiere de cambios y de un nuevo modo de enfrentar las también llamadas oleadas migratorias, partiendo por la clase política. La legislación se ha mejorado pero es insuficiente cuando, por ejemplo, las notificaciones tienen que ser en persona y como se mencionaba con anterioridad no hay residencia fija o simplemente no está registrada.
Es propicio el momento para dejar en claro que se deben hacer esfuerzos para regularizar a quienes llegaron desde fuera y explicar que bajo ningún punto de vista es una criminalización, es establecer que en nuestro país hay normas que se deben cumplir para asegurar la permanencia. Algo común en el mundo en donde se respeta la migración bajo normativas específicas.