La transición energética significa una demanda cada vez más importante de minerales. Así por ejemplo, la electromovilidad, no solo requerirá 4 veces más cobre por cada vehículo, sino que otros 36 minerales.
De igual forma, el uso preferente de las ERNC también requerirá de muchos minerales. En efecto, la fabricación de un panel fotovoltaico requiere de 13 minerales diferentes, y la de un molino eólico de 6 minerales. En el mismo contexto, la digitalización del mundo, los computadores, la automatización, también requerirá de más minerales.
Los minerales son elementos no renovables, por lo que tarde o temprano se agotarán, algunos antes que otros. Ello significará que aumentarán sus precios en forma importante. Esta característica de escasez en la oferta, y un alza en los precios, hace pensar en los minerales como alternativa de ahorro o de respaldo monetario, algo que significaría una alternativa al dólar.
Hasta hoy, se suele pensar en el dólar como un mecanismo seguro de ahorro, así como elemento de refugio en los momentos económicos complejos.
Sin embargo, si bien el dólar es bastante estable, igual tiene variaciones que hacen fluctuar su tasación, y además desliza también la sensación de que EE.UU. lo usa como herramienta de presión política.
Como una respuesta a este problema se levanta la alternativa de usar el respaldo en minerales en vez del dólar. Es decir, salir a comprar minerales al mercado, no para usarlos para producir algo, sino que como un instrumento de ahorro y/o respaldo económico.
Esto no es nuevo, pues antes que el dólar se estableciera como el instrumento económico dominante, se usaba el oro como elemento de respaldo en la mayoría de los bancos centrales.
Pero el tema tiene una segunda arista, esto es, el mineral como herramienta geopolítica. Así, por ejemplo, los especialistas llaman la atención sobre las tierras raras, escasas y a la vez, claves para el desarrollo digital, la ERNC y las tecnologías basadas en Inteligencia Artificial.
Al nivel actual del consumo de tierras raras se prevé que se agotarían en un plazo de 20 a 30 años. Ello significaría un freno importante al desarrollo tecnológico del mundo. Se suma a lo anterior, el que el 85% de las reservas de tierras raras están en China, por lo tanto, se pueden transformar en una importante herramienta de presión política.
Ya ha habido algunos indicios de ello, como por ejemplo, cuando China amenazó a la Comunidad Europea con restringir el suministro de tierras raras, hecho que de alguna manera condiciona la posición de estos países respecto al conflicto que mantiene China con Taiwán.
En conclusión, es posible que estemos en presencia de un cambio en la forma que hoy se desarrolla el mundo, cambios en los cuales, los minerales al parecer jugarán un rol más que importante.