Esta semana fue aprobado, luego de una amplia tramitación, la Ley del Royalty a la Gran Minería. Este hecho es motivo de alegría, ya que al fin podremos incrementar los ingresos del Estado a través de un impuesto que llevaba muchos años discutiéndose en el Congreso Nacional. Sin embargo, este proyecto posee características particulares que es importante destacar.
Los fondos que se van a recaudar por medio de este nuevo impuesto tienen dos principales funciones, la primera, avanzar en justicia territorial, es decir, los fondos que se percibirán a través de este impuesto a la gran minería irán en beneficio directo de las regiones y comunas. El segundo, también muy importante, tiene que ver con ingresar recursos frescos para tratar un tema de alta relevancia pública como lo es la seguridad ciudadana. Es decir, nuestro gobierno está poniendo el acento en las urgencias del país.
La ley crea tres fondos: el Fondo Regional para la Productividad y el Desarrollo, el Fondo de Apoyo a la Equidad Territorial, y el Fondo de Comunas Mineras. La región de Antofagasta se verá priorizada, no sólo por medio de un incremento en el Fondo Común Municipal y en el Fondo de Desarrollo Regional, sino que además ingresaran recursos frescos para las comunas ligadas a la minería, que reciben el impacto directo de la extracción.
Los recursos recaudados nos permitirán invitar a todos los actores a repensar el proyecto de desarrollo regional, y a establecer prioridades de trabajo y formación profesional, de tal manera que podamos financiar investigaciones y luego programas de estudio, para mejorar la calidad de las y los trabajadores de la región, de tal manera que puedan insertarse directamente en la industria minera local y así ir aplacando la conmutación minera. Pero esto no es todo, la región misma y sus comunas podrán implementar mejoras en sus servicios públicos.
Los recursos que ingresarán a través del Fondo de Desarrollo Regional y Fondo de Comunas Mineras nos permitirán avanzar en mejorar la calidad de los servicios públicos regionales y locales, de tal manera que podamos avanzar en mejorar el bienestar de la población. Un fortalecimiento de las prestaciones públicas permitirá a la ciudadanía contar con mejor infraestructura en educación y salud, cuestiones claves a la hora de pensar en la calidad de vida de las personas, en particular en las comunas alejadas de las zonas urbanas de Antofagasta. El Estado debe entregar la mejor calidad de sus servicios a la ciudadanía, y estos recursos podrán ayudarnos en este desafío.
Finalmente, el gobierno ha sabido leer la prioridad en materia de seguridad de todo el país y de la región de Antofagasta. Se invertirán los recursos no sólo en mejora en la infraestructura y equipamiento de las policías, sino también podremos contar con mayores recursos para seguir coordinando las acciones en el combate contra la delincuencia y el crimen organizado que tanto ha afectado a nuestra región.
La aprobación del Royalty a la Gran Minería sin duda nos permitirá desarrollar de mejor manera nuestro trabajo para construir un mejor país y una mejor región.