La Escuelita Rebelde Chepuja está ubicada en el sector centro alto de la ciudad, en el Campamento Altamira. Es un interesante proyecto que en junio 2023 cumplirá tres años. Su misión es apoyar a niños, en su mayoría migrantes, a avanzar en su experiencia escolar, brindándoles soporte en materias básicas como lenguaje, ciencias, inglés, matemáticas y más. Sin embargo, se ha convertido en un lugar cálido, casi un hogar, donde sus estudiantes / participantes pueden hacer algo que suele darse por sentado: aspirar a un mejor futuro.
Los datos de la deserción escolar en nuestro país señalan cifras alarmantes, llegando a más de 50 mil niños y niñas que abandonan sus estudios, o mejor dicho, se ven forzados a hacerlo, según la información entregada por el Ministerio de Educación. La antropóloga y doctora en educación Marcela Román de la Universidad Autónoma de Madrid insiste en la existencia de diversos factores que influyen, entre estos las dimensiones estructurales (el grado de vulnerabilidad en el que se encuentran), organizativas (mecanismo de supervisión y situaciones laborales de los docentes) y culturales (la poca valoración hacia la educación), componentes que la Escuelita tiene como objetivo vencer, tras haber construido una modalidad educativa cada domingo. En el actual sistema educacional se enfrentan a todos los componentes de un sistema que obliga a niños y jóvenes a abandonar sus estudios, además de la latente crisis educativa de la ciudad que indica la inexistencia de cupos para distintos grados escolares.
Hay grandes interrogantes sobre lo que pasa entre los habitantes de las faldas de los cerros, más aún en el momento socio-político en el que nos encontramos, no obstante, hay una perspectiva sumamente distinta al escuchar las experiencias vividas a través de ojos inocentes. Los niños traducen la realidad con palabras puras, con gran ternura, con fe y esperanza que esta oportunidad que les brinda La Escuelita Rebelde Chepuja es una llave a un gran futuro.
Hay algo hermoso en crear un lugar donde los sueños son permitidos y es un honor ser testigo de los buenos caminos que las vidas de estos niños pueden dirigirse, solo con voluntarios que entregan amor y vocación.
Silvia Ascueta. Monitora Escuelita Rebelde Chepuja.