Ley TEA: familias observan bajo avance en inclusión y uso de espacios públicos
SOCIEDAD. Familias de niños dentro del espectro autista, relataron sus experiencias en la ciudad; la mayoría concuerda en que no hay empatía ni conocimientos sobre la condición de autismo.
La reciente denuncia en redes sociales de una madre que criticaba el servicio de locomoción pública, a raíz de la difícil experiencia de su hija con autismo (quien, debido a la velocidad y falta de cuidado con la que el chofer conducía, pidió nunca más subirse a un microbús) refleja algunas de las dificultades que diversas familias con integrantes dentro del espectro autista, enfrentan su cotidianidad, al momento de salir a la calle.
Algo tan simple como pasear por el centro a plena luz del día, o hacer fila en el banco o algún supermercado, puede transformarse en toda una odisea para estas familias, entendiendo los múltiples estímulos que hay en el entorno y que pueden afectar de sobre manera a estas personas.
Así lo expuso Daniela Cárdenas, fundadora de TEApaño Autismo, al manifestar que "las personas con autismo, generalmente, perciben de una forma distinta las sensaciones. Por lo tanto sus reacciones son distintas, la forma en la que escuchan los ruidos o sienten los aromas, en cómo ven las formas, los colores. Algunos de ellos son hipersensibles, otros hipo sensibles y reaccionan de manera distinta a estos estímulos que entran todos a la cabeza, sin filtro, se magnifican y se van sintiendo abrumados. Eso hace que muchas veces se generen estereotipias o movimientos repetitivos involuntarios, como aletear, saltar, girar o balancearse, o que se produzcan ecolalias, donde ellos empiezan a repetir palabras sin parar. Esto llama la atención de la gente, te comienzan a mirar extraño, empiezan a murmurar, y esas miradas, esos murmullos también se transforman en estímulos que pueden ir provocando mayor estrés en las personas con autismo", señala.
Una visión similar, manifestó Mariella López, mamá de Martín de 12 años, también dentro del espectro autista, quién manifestó que "no tenemos cultura inclusiva, la espera en las filas es todo un problema porque aunque uno presente la credencial de discapacidad, y explicas que tu hijo puede tener una tolerancia para un trámite de 15 minutos. La gente te cuestiona, te dice que mejor dejes a tu hijo en la casa, y la verdad es que si pudiera, claro que podría. No es solo falta de cultura, también hay mucha falta de empatía, de tolerancia. En esos momentos han cuestionado incluso la condición de mi hijo diciéndome literalmente que nosotras siempre decimos que los hijos tienen algo, para pasar primero en la fila y yo pienso, ojalá fuese una mentira, pero no lo es. Tienes que aguantar todo eso porque si te pones a discutir, puede ser peor, tu hijo se puede descompensar aun más".
"Falta empatía, más tolerancia. Nuestros niños funcionan, pero a sus tiempos, son más lentos, no es llegar y bajarse de la micro. A ellos les falta coordinación motriz, su andar es un poco más lento. No es llegar y bajarlos, hay que anticiparlos, decirle lo que tienen que hacer, decirles que vamos a bajar, que tiene que tomarse del pasamanos, que caminar con cuidado, todo eso y eso toma tiempo, pero la gente no lo considera y se enojan".
Fundación
Mario Cortés, de la fundación 'Yo Soy Autismo' explicó que la condición de autismo, es erróneamente discriminada por las personas, al ser una discapacidad invisible.
"En temas de discriminación, cada vez que las familias quieren hacer uso de algún beneficio, como las filas preferentes en los supermercados, en los bancos, los estacionamientos de discapacidad, el entorno el resto de la gente generalmente te discrimina. Cuestiona la condición, dicen que no tienen nada. Esperan que haya alguna discapacidad física, no se entiende que el autismo es también una discapacidad (...) en nuestra familia, siempre son discriminados en ese aspecto, aunque tengan la credencial de discapacidad, no se les respeta ese beneficio porque el resto de las personas, los guardias, no ven algo físico".
Alteraciones
Al respecto, la terapeuta ocupacional, Fernanda Cavieres, explicó que se hace necesario entender que todos los individuos procesan los estímulos internos y del ambiente de diversas maneras, entre ellos, el sonido, la luz, las texturas, el movimiento, incluso el dolor y la temperatura.
"Ahora bien, existen dificultades del procesamiento sensorial y no sólo dentro del espectro autista, sino también en neurotípicos y donde el registro de cómo se percibe un estímulo determinado, puede ser muy intenso o casi imperceptible. Por eso vemos a niños o adultos a quienes ciertos ruidos, olores, texturas o movimientos, generan rechazo, o disfrute, pudiendo llevarlos a conductas no deseadas, lo que puede pasar porque el volumen de la radio en la micro está muy fuerte, por ejemplo".
Acotó que si bien se ha visibilizado muchísimo el TEA, se aprobó la ley de autismo, aún existe desconocimiento al respecto.
"Es recién cuando hay algún tipo de conducta específica o alguna descompensación, que se logra identificar el autismo. Por eso, seguir informando y educando a la comunidad, es fundamental sobre todo ahora cuando se visualizan mayores situaciones de discriminación en el entorno. Estar consciente de esto, nos permitirá convivir en una sociedad donde sí se genere empatía e inclusión", puntualizó.