Ante una crisis, ¿a quién de su familia le pediría ayuda en primer lugar? Esta fue una de las preguntas que realizó el Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad de los Andes, en una encuesta aplicada a 1.321 personas de todas las regiones del país y publicada en mayo pasado. Hombres y mujeres de entre 18 y 55 años y más, de grupos socioeconómicos ABC1, C2, C3, D y E. El 49% de los jóvenes entre 18 y 34 años eligieron a su madre. El 28% de los mayores de 55 años, a sus hijos y 23 % a los hermanos. El 61% señala que la familia directa es el principal apoyo y contención ante problemas emocionales y un 18% buscaría apoyo en los amigos. El 60% de los encuestados acudiría en primer lugar a la familia ante una crisis económica. mientras que solo un 15% se apoyaría en una institución financiera.
El 80% de los jóvenes indica en primer lugar a la familia a la hora de pedir ayuda, ante situaciones económicas. La figura materna sigue siendo el principal apoyo para la familia en todos los grupos socioeconómicos, excepto el GSE ABC1, donde la primera opción es la pareja (29%) y luego los hermanos (28%). Un desafío también para fomentar la corresponsabilidad parental.
Frente a la consulta sobre ¿a quién acudiría ante la necesidad del cuidado de sus hijos?, el 72% buscaría apoyo en la familia. Sobre la compañía y el cuidado a los adultos mayores en Chile, el 62% indica a la familia directa, un 16% cree que es responsabilidad del Estado. Solo un 7% del Grupo Socio Económico ABC1 y del grupo E coinciden en que esta responsabilidad recae en un establecimiento de larga estadía.
Los números son elocuentes. Sobre todo, la valoración universal que pone a la familia como la base central de toda civilización. No hay otra institución más antigua. Con un prestigio inigualable. Irremplazable. El principal recurso y la principal fuente de seguridad, bienestar y felicidad para los individuos, por lo mismo para la sociedad. Que sigue siendo la más valorara por las personas. La mayor fuente de apoyo económico y emocional. Donde se generan vínculos y lazos afectivos, que motivan a sus integrantes a ayudarse, sostenerse y preocuparse unos por otros.
En la familia se promueve y facilita la transmisión del patrimonio que las generaciones se transfieren unas a otras, incluyendo las diversas formas de capital humano, social y espiritual, que se concretan y se manifiestan en las diferentes virtudes personales y sociales. Esta transmisión hace posible la convivencia civil y política. Que luego se transfiere a las instituciones (Caffarra, C. 2015). Frente a la crisis de autoridad de tantas instituciones, saber volver a la familia, para recuperar la esencia, las fuentes de la credibilidad. Necesitamos la familia, donde cada uno es verdadera y auténticamente uno mismo. Aún con excepciones dolorosas, ella es la más firme, segura, estable y protegida de todas las instituciones.