James Cameron afirma que la empresa de Titan fue advertida de riesgo en sumergible
VIAJE. Cineasta autor de famosa cinta dice que OceanGate "hacía algo demasiado experimental" y que le "llama la atención la similitud con el propio desastre del Titanic". Cofundador de la firma rechaza las críticas.
Agencias
El director de la película "Titanic", James Cameron, se pronunció sobre la trágica implosión del sumergible Titan, en la que fallecieron cuatro pasajeros y su piloto, mostrándose sorprendido por su "similitud" con el caso real del propio Titanic, el transatlántico que se hundió en 1912 tras colisionar con un iceberg en las aguas del Atlántico, durante su viaje inaugural.
"Me llama la atención la similitud con el propio desastre del Titanic, en el que el capitán fue advertido repetidamente sobre la presencia de hielo delante de su barco y, sin embargo, se dirigió a toda velocidad hacia una zona helada", afirmó el cineasta a ABC News.
"Es una tragedia muy similar en el mismo lugar. Es asombroso y realmente surrealista. (...) Se trata de una pesadilla que ha pasado por el fondo de todas nuestras mentes en algún momento", añadió Cameron.
Asimismo, el director canadiense, quien defendió la práctica segura de las inmersiones en aguas profundas, recalcó que "muchas personas" habían mostrado su preocupación por la empresa OceanGate Expeditions porque "lo que estaban haciendo era demasiado experimental y necesitaba ser certificado".
El sumergible estaba operado por esta compañía cuyo director ejecutivo, Stockton Rush, está entre los fallecidos y que también ha sido criticado por haber utilizado supuestamente componentes comerciales para algunas partes de su nave.
"imposible de procesar"
El éxito de taquilla del filme "Titanic" (1997) se valió en gran medida de imágenes del lugar donde ocurrió el naufragio real y tomas que reflejaron cómo se usaron dispositivos sumergibles para explorar los restos del barco.
Cameron añadió que era "amigo" del piloto francés Paul-Henri Nargeolet, uno de los pasajeros del Titan, al que conocía desde hacía 25 años y expresó que una muerte "de esta manera tan trágica es casi imposible de procesar".
La Guardia Costera de EE.UU. anunció este jueves que los "escombros" encontrados cerca de la zona donde se hallan los restos del Titanic corresponden a la parte externa del sumergible Titán, desparecido desde el domingo con cinco personas a bordo.
El contralmirante John Mauger, de la Guardia Costera, afirmó también que los ocupantes estaban fallecidos.
Los restos del aparato fueron encontrados por un vehículo dirigido por control remoto operado por el buque canadiense Horizon Arctic y posteriormente expertos determinaron que "son consistentes con una implosión catastrófica", es decir, una rotura y hundimiento provocados por la mayor presión del exterior.
Pese a que ya no hay esperanzas de encontrarlos con vida, las labores de recuperación de restos del aparato van a continuar para intentar descubrir qué sucedió desde que el domingo el sumergible perdió el contacto con el exterior, cuándo se produjo la implosión y también cuáles fueron las causas del accidente.
El emprendedor Guillermo Söhnlein, cofundador de OceanGate, la empresa que operaba los viajes a los restos del Titanic del sumergible siniestrado, rechazó algunas críticas sobre la seguridad de la compañía.
En declaraciones a la emisora británica BBC Radio 4, Söhnlein, estadounidense de origen argentino, que dejó la empresa hace diez años aunque aún posee una participación minoritaria en ella, dijo que quienes comentan sobre asuntos relativos a las condiciones de seguridad del Titan no están "totalmente informados".
"Las personas no hacen más que equiparar certificación con seguridad e ignoran los 14 años de desarrollo del sumergible Titán", lamentó.
Según él, "cualquier experto que sopese esto, incluyendo a (James) Cameron, también admitirá que no estaban cuando se diseñó el sumergible, durante el proceso de ingeniería del sumergible, durante la construcción del sumergible y, con seguridad, tampoco cuando se llevó a cabo el riguroso programa de pruebas al que se sometió el sumergible".
Söhnlein consideró que lo ocurrido es "una trágica pérdida para la comunidad de exploración oceánica", aunque apuntó que cualquiera que trabaje en el océano "conoce el riesgo de operar bajo tal presión y sabe que en un momento determinado corre el riesgo de sufrir una implosión de este tipo".