300 familias sin acceso a educación
Resulta altamente preocupante que las autoridades del sector afirmen que aun se encuentran en estudio alguna solución. Cabe preguntarse además, qué posibilidades de reinsertase en el sistema tiene un alumno que no ha asistido a clases durante este año.
El recurso de protección que interpuso una apoderada en la Corte de Apelaciones de Antofagasta reveló, una vez más, uno de los aspectos más críticos de la crisis de la educación pública en nuestra ciudad.
En suma, casi 300 alumnos que deberían estar cursando primero medio no tienen cupo en ningún establecimiento de la Cmds, y de acuerdo a lo aseverado por la misma corporación, no lo tendrán, al menos en el corto plazo.
Para mayor abundamiento, la Cmds informó al tribunal de alzada que desconoce el número total de estudiantes sin acceso a la educación a la fecha, todo ello cuando ya finaliza el primer semestre del año.
La crítica situación, sin embargo, parece no alterar la pasividad con que las autoridades regionales han abordado el tema. Ni la Superintendencia de Educación, ni la seremía de la cartera han exhibido gestiones efectivas que permitan entregar una solución efectiva a cientos de familias en espera. Acá no existen mesas de trabajo, ni planes de reacción, ni vocerías que se hagan cargo de tan dramática situación que afecta a cientos de familias.
A la pérdida de semanas de clases, pobres resultados en el Simce y la incógnita del avance del plan de recuperación planteado con el Mineduc, se suma la escasa gestión sobre el ausentismo escolar y, en este caso, las dificultades de acceso a la educación.
Ante el inminente cierre del semestre, cabe preguntarse además, qué posibilidades de reinsertase en el sistema tiene un alumno que no ha asistido a clases durante este año, y que además, muy probablemente, arrastra una escasa continuidad de estudios desde el año recién pasado.
A esta altura del año escolar, esperar que el fallo que emita la Corte marque una señal de urgencia para las instituciones involucradas a fin de implementar una solución en el corto plazo puede representar la última esperanza para cientos de familias que buscan la reincorporación de alumnos al proceso educativo, pero sin duda, es muestra del profundo fracaso en la administración y continuidad de la educación pública regional.