Antofagasta, ayer y hoy
Si un viajero que hubiese conocido Antofagasta en los años próximos al centenario, esto es, 1910, llegara en nuestros días a la urbe del Norte, no podría menos de sentir el asombro más profundo ante la transformación, podríamos decir milagrosa, que en ella sea operado desde aquellos tiempos hasta hoy.
Ese viajero creería soñar. O pensaría, tal vez, que por un error de ruta el avión le había traído a una ciudad distinta de la que deseaba visitar. Porque la fisonomía de Antofagasta ha cambiado de tal modo desde esa época hasta nuestros días, que la confusión sería, no sólo explicable, sino hasta lógica.
Cuando por fin llegara al convencimiento de que es una Antofagasta nueva la que tenía delante, su vista no se cansaría de recorrer todos los lugares que hace medio siglo tuvo ocasión de conocer... Y tal vez amar, contemplando ahora, con el alma dilatada por la emoción del recuerdo, cómo esos sitios que conoció, cuando no eran sino llanuras con escasos edificios y habitaciones de construcción rudimentaria, son ahora hermosos avenidas hoy calles bien delineadas, Hh barrios residenciales, locales comerciales que atraen al comprador con la presentación de sus vitrinas, mostradores y estanterías; jardines qué coma, especialmente en algunos sectores, coma nada tienen que envidiar a los de las ciudades sureñas; playas donde la mano del hombre ha convertido el agreste roquerío en balnearios que invitan al solaz, con sus comodidades y bellezas.
Contemplaría absorto toda la magia de esa maravillosa transformación, y no podría menos de preguntarse qué enorme dinamismo ha debido poner la gente en esta Tierra para tomar en sus manos la vastedad y aridez del desierto, Infundirle vida y calor humanos coma hasta convertirle en la floreciente ciudad, orgullo del Norte y envidia de las ciudades del sur, por su pujante crecimiento que es hoy Antofagasta.
Nota de la redacción. Este artículo aparece en el número 3 de "Aurora", revista de Cultura Universitaria, publicada en 1967. Lo reedita Sergio Gaytán en su libro "Antofagasta y el viento de su destino" , entregado a la comunidad el 14 de febrero de 2012.
Pedro Letelier nació en Constitución en 1901 y llegó a los trece años a Antofagasta.
Pedro Letelier Rodríguez, escritor chileno