Adelantarse es la clave
Paula Carrasco Weis , Directora de Asuntos Corporativos de Aguas Antofagasta Grupo Epm
Tal como lo pudimos verificar en la edición del martes 18 en este medio, la emergencia hídrica que vive la capital uruguaya, Montevideo, con un riesgo inminente de racionamiento en las próximas semanas, producto de la falta de reservas de agua potable, nos reafirma que, a pesar de proveer agua potable en medio del desierto con menos lluvias del planeta, nuestra estrategia de desalación ha sido el camino correcto en estas últimas dos décadas para asegurar el abastecimiento hídrico en nuestra región.
El caso de Uruguay se trata de la peor sequía en más de 70 años en ese país, que tiene a más de 1,7 millones de habitantes de la principal urbe charrúa, con riesgo inminente de racionamiento.
Sin duda es preocupante esa sequía, que nos deja como enseñanza la importancia de ocuparse a tiempo de invertir en la infraestructura necesaria y desde Aguas Antofagasta nos sentimos orgullosos de saber que esa situación no ocurrirá en la región. En efecto, desde el arribo del Grupo Epm a la administración de nuestra sanitaria hemos invertido más de 445 millones de dólares en obras complementarias para sustentar el sistema de abastecimiento; como estanques de almacenamiento, nuevas conducciones y mejoras operativas, que entregan certeza hídrica.
Adelantarse es la clave. De hecho, cuando en 2003 se iniciaba en nuestra región una incipiente producción de agua potable a partir de la desalación de agua de mar, aún el concepto de cambio climático no era un tema instalado en la agenda pública internacional y menos en la nacional o local, por lo que esta tecnología asomaba sólo como un avance que permitiría dar mayor certeza para obtener agua potable en medio del desierto más árido del mundo. Dos décadas después y más de 230 millones de dólares invertidos exclusivamente en proyectos de desalación en la región, nos han permitido transformarnos en la principal exponente en Latinoamérica en el uso de esta tecnología para producir agua potable.
De esta forma, la Región de Antofagasta se proyecta como una paradoja y un ejemplo de sostenibilidad, porque a pesar de proveer los servicios sanitarios en medio de la aridez de esta zona desértica, tenemos asegurado el abastecimiento de agua potable, al usar una fuente inagotable, como es el mar. Ahí se manifiesta la visión de futuro instalada a principios del siglo XXI, que permitió dar la tranquilidad que actualmente proyecta nuestro sistema productivo robusto y resiliente, a partir del uso de dos fuentes productivas, como son los afluentes cordilleranos y el mar. Si se generan problemas con una fuente la otra suplementa. De hecho, hemos tenido emergencias especialmente durante las lluvias estivales, que nos han desacoplado parte de nuestras conducciones cordilleranas y aun así seguimos prestando nuestros servicios a la comunidad.