Miau en honor del Gato
¿Habéis oído el maullido de un gato perdido casi entre el cielo…? Suenan y resuenan las cornetas de este mes frío, de este mes tremendo, de este Agosto -Augustus- que parece envolver en un aliento de muerte a las cosas y a las criaturas.
El pueblo chileno levanta, durante el tránsito de su rica tradición de picardías: Agosto es el Mes de los Gatos -dice. Y agrega con una pinta de roja desesperanza: -Y es el mes que se lleva a losviejos…
En agosto, nuestros gatos se llenan de fulgores de instinto. Los eléctricos y magníficos pretendientes del aquelarre clásico y perverso, renacen en maldad y en malicia. Sus mostachos se iluminan y por sus ojillos de pequeños tigres imperiales cruza una ráfaga de amor imposible y terrible. Agosto huele, así, a corazón de gato enamorado.
En la Historia Gatuna, Charles Baudelaire, representa al Gran Biógrafo de este animal sedoso, insinuante, enigmático, tibio, regalón, siniestro, complicado y sutil. Y si reparamos en lospropios ojos del poeta, veremos que allí corre un no sé qué de felino, de gato montés encarnado en sustancia francesa. Esta historia es deliciosa y sus páginas fueron escritas con sangre de luna.
Teófilo Gautier fue otro adorador del gato. Y Jorris Karl Huysmans. Y el ángel borracho que llamaban Edgard Allan Poe. ¿Quién no le siente un poco "doble" de sus propias fantasías…?
El Gato en Chile contó con la simpatía de ese magnífico "señor fuga y distancia" que fue Augusto D'Halmar. Una de sus obras más tiernas se llama "Gatita".
Pero dejemos al Gato Literario y enfrentemos al Gato-Gato, el que, a escapa cielos, corre por los tejados con su rabo al aire de las conquistas y en piel cargada de cósmicas ternuras.
Este es el gato popular que adorna las imágenes de agosto, como una decoración heráldica e infernal, el gato que canturrea su romance de sangre y que se nos extravía, desdeñando, las caricias humanas, para ser, ¡por única y gloriosa vez!, amante cabalísimo de su casta.
Nota de la Redacción. Este texto aparece en la Revista Literaria "Críticas y Problemas" y fue publicado el 1 de agosto de 1955. Se recuperó gracias al incansable trabajo de Sergio Gaytán M.
Andrés Sabella