Un proceso que ha surgido con fuerza en las últimas décadas en la región, es su explosión demográfica. El auge minero no solo han motivado la llegada de familias desde la zona sur en busca de mejores expectativas, también la migración de extranjeros ha crecido fuertemente provocando un serio estrés a los sistemas comunitarios.

Pese a ello, las comunas cabeceras de la región se han abierto a la multiculturalidad y a un nuevo modelo de vida ciudadano.

Lamentablemente los avances en convivencia entre las personas se han encontrado con el problema de la falta de viviendas para albergar a los foráneos. Es una deuda anterior, pero se agudizó en el último tiempo y el mejor ejemplo de ello es la proliferación de campamentos.

Sólo Ollagüe se salva de este fenómeno que en Antofagasta, Calama y Mejillones tiene su máxima expresión y deja en evidencia -entre otros aspectos- que se requiere impulsar la construcción de viviendas, especialmente, para los sectores más necesitados.

Lo complicado es que esta necesidad se encuentra con el impedimento de no contar con terrenos aptos para la habilitación de soluciones habitacionales.

La vastedad territorial no es suficiente. Se requiere de terrenos urbanizados y que cuenten con conectividad y la infraestructura comunitaria correspondiente, para que realmente pueda existir una integración y no se creen los denominados ghettos.

Antofagasta ha crecido hacia sus extremos y los campamentos se empinan por los cerros.

Frente a esa realidad expertos urbanistas han manifestado que no sólo se debe pensar en crecer hacia la periferia, también es posible poner como alternativa la densificación en el casco central. Esto implicaría una mirada distinta que sería bueno analizar, porque significaría un modernización de la capital regional.

Construcciones cercanas a lechos de ríos. Empleo de materiales vulnerables para levantar poblaciones en vías naturales de descenso de aguas cordilleranas producto de los deshielos.

Todas anomalías "planificadas" por profesionales formados en universidades nacionales y con post grados adquiridos en rancias casa de estudios internacionales.

Esos estropicios se aprecian en todas las ciudades de Chile lo que produce desorientación y desaliento en los ciudadanos que reciben las determinaciones de ministerios constituidos por personas preparadas para traspasar sus conocimientos a la comunidad, en lo que se entiende, es la aplicación plena de la democracia del conocimiento.

La responsabilidad de las universidades, sobre todo las del Estado, que se financian en parte importante con los impuestos de todos los ciudadanos, pobres y ricos (ojalá), es la de formar con certeza a quienes deben devolver con su eficacia esos dineros invertidos por todos.

Pero esa responsabilidad profesional puede verse seriamente afectada por la irresponsabilidad de los ciudadanos que determinan que "son dueños de hacer lo que quieran" en un espacio físico que pertenece a todos.

Han provocado preocupación las imágenes televisivas captadas en el canal Santa Marta de la zona central. Con precaución los profesionales de Obras Públicas, dos días antes de las lluvias, procedieron a limpiar en profundidad el estero extrayendo toneladas de basuras arrojadas allí por la irresponsabilidad de los que estiman son dueños de los espacios colectivos.

No obstante el clima de la zona norte es necesario revisar las lagunas decantadoras de las zonas altas de Copiapó y las vías aluvionales de Antofagasta, para prevenir descensos de las aguas. En ambas zonas hay ejemplos de desastres provocados por la naturaleza. No hay dudas que esos lugares también están convertidos en basurales por determinación de los "dueños de los espacios colectivos".

Es preciso que los gobiernos locales prevengan los desmanes que cometen los malos ciudadanos con las inspecciones en terreno, además de la educación necesaria para hacer comprender que la prevención es una unidad solidaria que debe funcionar para siempre.

Las inmobiliarias inescrupulosas que buscan negocios donde está la necesidad de los ciudadanos, deben ser controladas por el esquema gubernamental para evitar que se inventen zonas urbanas donde existe el inminente peligro para todos.

Los sistemas neoliberales son manipulados por los especuladores quienes no trepidan en vulnerar la esperanza democrática de los ciudadanos de ingresar a mejores condiciones de vida.