Japón defiende "transparencia" del vertido de Fukushima y exige a China retirar veto a productos
POLÉMICA. Ministro nipón de Economía criticó "inaceptables" restricciones y solicitó a titulares de Comercio del G20 eliminar las medidas de Pekín.
Japón exigió a China retirar el veto que aplica a sus productos marinos a raíz del vertido de la central nuclear de Fukushima, una medida que Tokio considera sin base científica y que significa un nuevo obstáculo en las relaciones entre las dos potencias asiáticas.
El ministro nipón de Economía, Comercio e Industria, Yasutoshi Nishimura, calificó de "inaceptables" las restricciones anunciadas por Pekín y afirmó que solicitó al Ejecutivo chino su retirada durante las reuniones de titulares de Comercio del G20 que se celebra entre el pasado jueves y ayer en Jaipur, India.
China, que venía expresando su firme oposición al vertido, anunció la suspensión de la importación de todos los productos acuáticos procedentes de Japón para "prevenir el riesgo de contaminación radiactiva" por la descarga de la central nuclear nipona.
Primeros análisis
"Publicaremos los datos relevantes con transparencia y continuaremos buscando la retirada inmediata de restricciones a las importaciones (de productos nipones) que no estén basadas en datos científicos", dijo este viernes Nishimura.
Poco después, Tokyo Electric Power (Tepco), la empresa operadora de la planta accidentada de donde viene el vertido de agua contaminada y tratada para retirarle la mayor parte de residuos radiactivos, divulgó los primeros datos de sus análisis de aguas marinas en torno a la central tras comenzar la descarga en la víspera.
Las mediciones de Tepco en distintos puntos en radios a 3 y 10 kilómetros de la tubería submarina por la que se descarga el vertido muestran que los niveles de radiación por tritio se encuentran "muy por debajo" de los límites legales establecidos por las autoridades niponas, según dijo la empresa.
Japón fijó un máximo de 1.500 bequerelios por litro en el líquido que va a parar al Pacífico, casi siete veces menos que el tope establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el agua potable.
Además de Tepco, el Gobierno japonés y el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OEIA) llevan a cabo sus propias mediciones de radiactividad en aguas en torno a la planta y tienen previsto publicar sus resultados de forma regular.
El OIEA, que cuenta con instalaciones propias en la central de Fukushima Daiichi, ya tomó muestras del agua procesada antes del vertido en la víspera y confirmó que se respetaban los niveles regulatorios.
Acusaciones a pekín
El ministro nipón de Consumo, Taro Kono, también cargó contra Pekín al considerar que sus restricciones son "una medida política y no científica", mientras que el titular de Agricultura, Tetsuro Nomura, las calificó de "lamentables" y "contrarias al movimiento internacional".
Tokio considera que el veto chino se debe a una campaña de presión y de desprestigio del país vecino más que a razones sanitarias o medioambientales, en el contexto de deterioro de las relaciones bilaterales por las disputas territoriales y las tensiones militares en la región.
Entre los argumentos que empleó Japón para justificar el vertido se encuentra el hecho de que este tipo de descargas de agua tritiada son una práctica habitual en centrales nucleares de todo el mundo.
Oms visa a japón
La Organización Mundial de la Salud, por su parte, observó que las disposiciones que aplica Japón en relación al vertido de "agua tratada" procedente de la central nuclear de Fukushima respetan las normas internacionales sobre seguridad para la protección contra la radiación.
El vocero de la OMS, Tarik Jasarevic, dijo que los estándares que se están utilizando cuentan con el auspicio de esta y otras seis organizaciones internacionales. Dichas normas "constituyen la referencia mundial para proteger a la población de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes", explicó.