Una necesaria corrección
La ley de royalty que favorece a las zonas productoras fue aplaudida por su valor en esencia, pero en el análisis detallado no fue del todo buena para la región. En su detalle explica que en volúmenes de recursos entregados, Antofagasta ocupa el noveno lugar y si se hace el cálculo per cápita -como lo pide el Gobierno- se sube al octavo lugar.
La promulgación de la Ley de Royalty a la Gran Minería fue una noticia largamente aplaudida en el ámbito regional. Los impulsores locales se abrazaron, porque por primera vez el Estado reconocía a las zonas productoras a través recursos permanentes provenientes de la explotación de los distintos yacimientos.
Claramente ese es el valor. Y se debe interpretar como el primer paso en un nuevo trato a los territorios en los que se extraen las grandes riquezas del país.
No obstante, como lo señaló el presidente de la Asociación de Industriales de Antofagasta, Marko Razmilic, en que la repartición de los fondos (que son tres) no es totalmente justa con nuestra zona. En su detalle explica que en volúmenes de recursos entregados, Antofagasta ocupa el noveno lugar y si se hace el cálculo per cápita -como lo pide el Gobierno- se sube al octavo lugar.
Obviamente que no es justo si tomamos en consideración que la región es la mayor productora de minerales como el cobre y el litio.
Por ello, es correcto pensar en que se debe corregir a futuro para que realmente se privilegie a las zonas productoras. No se trata de dejar sin nada al resto del país. Se trata de ser más justos y realmente compensar a quienes deben convivir con las externalidades de la actividad. Desde allí, se debe pensar que en esta corrección se logre un trato distinto en esta repartición.
No es lógico pensar en que habrá muchas remesas para una zona en desmedro de otra. Es imposible pensar que el Norte Grande, y en especial esta región, históricamente ha sido desfavorecida y el progreso ha estado ausente en temas de infraestructura vial, educación, salud y otras que solo pueden corregirse con más recursos para ejecutar las obras requeridas.
Es tiempo que la bonanza minera se note en nuestras comunas, como ocurre en otros países donde existe una clara compensación a las zonas productoras.