Hace días que el ambiente del fútbol está revolucionado con el posible amaño en el partido disputado en Calama entre Cobreloa y Copiapó en 2022, y que ganaron los visitantes por 5-0, un inesperado resultado que les posibilitó el ascenso a la serie de honor. La polémica se reabrió con las voces de dos comentaristas radiales quienes reavivaron las dudas de algunos y que fue escalando hasta que el atacante cobreloíno, David Escalante, en entrevista con DirecTv Sports, sembró otro manto de dudas al comentar que había compañeros asiduos a al juego, que apostaban hasta a la cantidad de tarjetas amarillas y córners, además de una repentina expulsión de uno de sus compañeros (Axl Ríos) a los 20 minutos de juego.

El tenor se mantiene en el terreno de los rumores y especulaciones y, precisamente, es lo que busca esclarecer la investigación que abrió el Ministerio Público. Habrá análisis del partido, citaciones a declarar y solicitud de pruebas que sirvan para formalizar a los involucrados en el caso de existir delitos.

El tema claramente no va en el sentido de las apuestas en línea, que pese a estar fuera de la ley siguen vigentes, sino por el camino de si algún protagonista del partido cometió algún delito por acción o por omisión.

Escalante no ha entregado nombres, más allá de cuestionar la tempranera expulsión de Ríos, pero hace poco el exatacante naranja Maximiliano Cerato confesó públicamente sus problemas de adicción al juego.

Se habla de otros más, quizás también ludópatas, a quienes esta enfermedad los pudo llevar a cometer un delito producto de lo mismo: la necesidad de ganar en las apuestas.

Es un tema que ya está en la justicia y que de existir podría estar extendido en el fútbol chileno como ocurrió en otros países donde las apuestas y sus ingresos socavaron la competencia y corrompieron a los involucrados en la disciplina. Hay que esperar la investigación.

En el mes de agosto se celebra en nuestro país la educación escolar técnico profesional. Modalidad que cuenta hoy con 170 mil matriculados, que estudian 34 especialidades, en 5 áreas productivas, en cerca de 945 liceos. Representan el 39% del total de los estudiantes de tercer y cuarto medio del país. Un 60% de estos se ubican en el decil de mayor vulnerabilidad (MINEDUC, 2020). El 36% ingresa a la educación superior el primer año, luego de egresar de IVº Medio.

Estamos ante grandes desafíos en la educación media TP. En varias especialidades el currículum vigente está desactualizado de los avances de la industria. Hay colegios que no cuentan con talleres alineados con lo que ocurre en la empresa. Existen estudiantes con dificultades para acceder a prácticas efectivas. Casi un tercio de los docentes no tiene la formación pedagógica exigida. MINEDUC entrega una licencia temporal. El mercado ofrece a los profesores técnico profesionales otras ofertas, difíciles de competir.

World Economic Forum (2020) proyecta un horizonte de 5 años, donde cerca de tres cuartos de los trabajos habrán cambiado en su núcleo central de actividades y el 40% de ellos requerirán de al menos seis meses de entrenamiento adicional. Chile está entre los países de la OCDE con el mayor desajuste entre el nivel educacional, de competencias y de áreas de estudio. Solo un 28,4% de los egresados que trabajan lo hace en una empresa en la especialidad que estudió. Y actualmente tenemos un déficit de 600 mil técnicos a nivel nacional (SENCE, 2022).

Por otra parte, las expectativas de un mayor desarrollo personal de los estudiantes, está incrementando el ingreso a la educación superior, también a las universidades, cuando esta modalidad de enseñanza escolar tuvo su origen en preparar para la incorporación temprana al mundo laboral. Un 70% de los estudiantes TP señala como primera opción la universidad, un 22% los institutos profesionales (IP) y un 8% los centros de formación técnica (CFT). Sin embargo, sólo un 4% de los estudiantes conoce bien los requisitos para acceder a la gratuidad (Encuesta Aspiraciones sobre Futuro - ASF, de Fundación Luksic, 2023).

La pandemia hizo lo suyo, limitando durante la suspensión de la presencialidad, la esencia de la educación TP, el hacer práctico, imposible de replicar desde la distancia de las pantallas. Afectando las mismas prácticas de titulación. Claramente se ve la necesidad de una revisión desde la política pública para retomar prioridades en la dirección de las interrogantes que plantea el estatus actual. Se necesitan técnicos, a la medida de los desafíos económicos del país. La educación técnico escolar está directamente asociada a este propósito. Incentivos y difusión; participación activa de la empresa; alianzas más robustas con la educación técnica superior. En su mes de aniversario, oportunidad para preguntarse, ¿cuándo y en qué ponemos al día la educación media técnico profesional?