Buen propósito ese, donde sea, entre quienes sea, lo que sea, quien sea. Animar la vida, siempre será digno de loas, de vivas. Como ya señalo, sea quien sea.
Quien lo proponga, lo estimule, lo lleve a la práctica, hace bien. La extensión de este propósito bueno, bien se trate de animar la vida, la vida buena o la buena vida, ¡bien! Puede tratarse de la vida de los seres vivos humanos o no humanos que sí tienen derechos, a no dudarlo ya. En esta parte del hemisferio, para no ir demasiado lejos, hay países que tienen legislación establecida en torno a los derechos de los seres vivos no humanos, ¡sí!, la hay. Está contenida en los textos de sus cartas magnas y ya se cuenta, al menos en algunos puntos de América, con no poca jurisprudencia al respecto.
La naturaleza viva, así de genérica y en lo específico, es objeto de derecho en la gran mayoría de los textos constitucionales, de modo explícito o ya sea implícito. Y es hora de ocuparse del entorno, del medio ambiente.
Los seres humanos, seres vivos, han de tener vida, han de gozar la vida, la han de sostener, y vaya que es asunto complejo, que no simple esa tarea. La vida hay que quererla. Sí, quererla, a todo evento, sin dudarlo. Quererla para sí, quererla para el prójimo. Es un deber, y es un derecho. Así se tejen no pocas palabras para ejercerlos, son textos solemnes, magnos.
Tener vida, sostenerla viva, es de valor, denuedo, corazón, bravura, es un propósito sostenido, bombeo tras bombeo, a ritmo propio, desde el comienzo y hasta que no sea posible más. Nadie, ninguno de nosotros tiene control de ese inicio ni del término, pero que la vida hay que cuidarla, hay que cuidarla.
Y la vida entre todos, entre-nos, también hay que protegerla. Debemos sostenerla, sostener-nos, uno y otro, unos y otros.
Y voy más allá, la vida en común, la comunitaria, ya la vida en familia, ya la vida en sociedad, también hay que cuidarla. Las acciones de uno tienen efecto en el otro, en el prójimo, que sean buenas acciones, así las queremos, no aquellas que no albergan buenos propósitos o intenciones. Y en este último caso, las acciones neguentrópicas que corresponde instrumentalizar son el diálogo, la recolección de todo tipo de datos o información, el análisis, confianza, seguridad, acuerdo, verosimilitud. Así se construye, así se edifica una comunidad de personas que se desarrolla, crece, se hace fuerte.
La vida de una comunidad de personas se ha de cuidar, preservar, cultivar, sostener. La interrelación de las personas debe desarrollarse, normarse, educarse, protegerse, por qué no. El ideal es que esta interacción sea de plena horizontalidad, de fraternidad viva, de comunidad, de común unidad.
Resumo, la vida en sociedad es, debe ser, concordia, avenencia, concierto, consenso, igualdad, conciliación, acuerdo, unidad, paz, amor.
¡Viva la vida! Que viva siempre. Que viva la vida, la vida hay que cuidarla, por cierto.
Y con la vida, todo.