Claudio Cerda Santander
"Las Fiestas Patrias hay que celebrarla con garra y corazón", comenta con su habitual entusiasmo María Segovia, conocida como la "alcaldesa de los 33" por el rol clave que asumió durante el rescate de los mineros atrapados en la mina San José en Copiapó, Región de Atacama, en 2010.
El carácter decidido y firme de Segovia permanece inalterable tras su espíritu alegre y optimista, que contagia a diario en su puesto de empanadas, sánguches y churrascas en la Feria Las Pulgas de Antofagasta. Esa misma espontaneidad y condición anímica le permitió alzarse como líder y representante de las familias de los operarios atrapados por el derrumbe en la mina.
El apelativo que mantiene hasta hoy surgió en medio de las operaciones de rescate de los 33 mineros sepultados a más de 700 metros de profundidad, entre los que figuraba su hermano Darío. Hasta hoy este accidente, que ocurrió un 5 de agosto, se considera como la mayor tragedia en una faena minera y también el mayor operativo de emergencia implementado en un salvamento de este tipo.
Segovia, en tanto, hoy comenta que se alista nuevamente con entusiasmo para celebrar el 18. "Es la fiesta que une a todos los chilenos a pesar de las diferencias. Esta fiesta es única, es nuestro aniversario. Por lo mismo, se une el chileno para pasarla bien y gozar, por lo menos, una vez al año. Con todo el alma y corazón, porque somos chilenos de esfuerzo".
"Siempre he dicho que los chilenos nos arreglamos de una u otra manera para celebrar las Fiestas Patrias. Nos las ingeniamos con poca plata incluso para festejar con alegría y pasión nuestra chilenidad. Por un momento se olvidan los problemas y diferencias políticas y celebramos como corresponde. Esta misma unidad para celebrar debería extenderse a lo largo del año", agrega.
Segovia recuerda que incluso durante el periodo de rescate, aunque con mayor reserva de ánimo, celebraron las Fiestas Patrias en el denominado campamento Esperanza. En aquel sitio permanecían los familiares y cercanos de los mineros, como también parte de la prensa nacional y extranjera que había llegado al lugar.
Según la cronología de aquel salvamento, el 22 de agosto ya se habían advertido las primeras señales de vida de los mineros. "Se vivió como en las Fiestas Patrias, no como tenía que ser, pero sí se celebró el 18 de manera tranquila. Compartimos con la gente extranjera que había llegado al país por el rescate. Se les enseñaron nuestras tradiciones. En ese momento ya se sabía que estaban vivos. Acuérdese que como a los 15 días de enterrados se supo que estaban con vida", recuerda.
El operativo de emergencia concluyó con éxito al traer a la superficie a los operarios después de 69 días de haber permanecido sepultados en las entrañas de un pique minero en las afueras de Copiapó. En la planificación de salvamento los rescatistas emplearon una cápsula de acero, en una operación de salvamento que se proyecta siguió unos mil millones de personas como audiencia en todo el mundo.
Plan B
Durante ese septiembre de 2010 período parte de los operarios a cargo de las labores de salvamento habían, a su vez, levantado una pequeña ramada denominada "Fonda Rescateitor", según indicaba un cartón escrito con plumón por Igor Proestakis, quien colaboraba en las labores de sondaje. Una iniciativa que había surgido para levantar el ánimo y la moral de los rescatistas, luego de extensas jornadas de perforación en el suelo rocoso del desierto en Copiapó. Proestakis, quien con 24 años en aquel momento, había sugerido el denominado Plan B que finalizó con el éxito del rescate. Con el empleo de algunas estacas, una malla, y unos trapos; más guaipes de limpieza de color rojo, blanco y azul para ambientar el espacio; Proestakis instaló en aquel sector una parrilla armada con algunos pertrechos de labores de rescate. Mientras en las profundidades de la tierra los mineros también celebraban, aunque sobriamente, con las empanadas y las 33 bebidas enviadas desde la superficie mediante las denominadas "palomas", que consistían en unos largos tubos sellados.
"Malos momentos"
El impacto de la tragedia en San José llevó incluso a retratar esta historia en una película, en que la actriz francesa Juliette Binoche representó el papel de Segovia; y el español Antonio Banderas, el del carismático minero Mario Sepúlveda.
"Yo lo único y que les pido a todos los chilenos es que nos unamos ante tantos problemas y tanta delincuencia. Para devolver a lo que era nuestro Chile, que está pasando por muy malos momentos. Eso me da mucha pena. Yo he llegado a llorar, porque Chile ya no es lo mismo que era antes. Así es que nosotros tenemos que sacarlo adelante. Es lo único que yo le pido a mi Dios y le pido a todos, que Chile se arregle porque está muy abandonado", dice la "alcaldesa de los 33".
"Siempre he dicho que los chilenos nos arreglamos de una u otra manera para celebrar las Fiestas Patrias. Nos las ingeniamos con poca plata incluso para festejar con alegría y pasión nuestra chilenidad". "Es la fiesta que une a todos los chilenos a pesar de las diferencias. Esta fiesta es única, es nuestro aniversario. Por lo mismo, se une el chileno para pasarla bien y gozar, por lo menos, una vez al año".
María Segovia, Emprendedora