180 años de Tocopilla: tres hitos que definen la historia del último Puerto Salitrero
ANIVERSARIO. Desde héroes de guerra sepultados en su plaza, hasta una mortal peste han marcado la historia de Tocopilla.
Este viernes 29 de septiembre la comuna de Tocopilla conmemoró 180 años de su fundación. El sindicado "último puerto salitrero" fue fundado en 1843 por el aventurero francés Domingo Latrille Loustauneau.
Al igual que Antofagasta, Mejillones y Taltal, Tocopilla partió como un asentamiento de toldos, carpas y rucos de calamina levantados por osados aventureros (principalmente chilenos) quienes comenzaron a recorrer la zona a mediados del siglo XIX para descubrir yacimientos o vetas minerales.
El pequeño villorrio lentamente fue adquiriendo forma urbana, ya estableciéndose como un consolidado pueblo para cuando es anexado a Chile durante la Guerra del Pacífico. No obstante, algunos hechos de su historia han puesto sobre este puerto componentes anecdóticos, uno de ellos, el destino se su fundador.
Héroes en la plaza
La principal plaza de Tocopilla lleva el nombre de Carlos Condell de la Haza, el capitán de la goleta Covadonga que la mañana del 21 de mayo de 1879 venció a la fragata peruana Independencia en el Combate de Punta Gruesa.
No obstante, un dato que pasa desapercibido para la mayoría de los visitantes, es que el plinto donde se erige el busto de Condell es en realidad una cripta en cuyo interior reposan los restos de dos marinos de la Covadonga muertos en batalla.
La mañana del 21 de mayo de 1879, cuando el Huáscar y la Independencia se aprestaba a trabar combate contra la Esmeralda y la Covadonga, un mortal tiro de 300 libras del monitor peruano atravesó de banda a banda a la nave de Condell.
Este potente disparo mató en el acto a tres tripulantes. El cirujano Pedro Videla, el grumete Blas Segundo Téllez y el grumete Felipe Ojeda. Ganado el combate de Punta Gruesa, Condell enfila su maltrecha nave a Tocopilla, puerto al que arriba con la Covadonga semihundida la madrugada del 22 de mayo.
El libro Historia de Tocopilla del extinto investigador Juan Collao cuenta el cómo se le recibió a la nave y se le prestó rápido auxilio para evitar su hundimiento. Además, en la instancia se aprovechó de bajar los cadáveres de los caídos para darles sepultura en el entonces viejo cementerio (hoy, Cancha del Diamante).
"A bordo de la nave estaba los cadáveres de los malogrados cirujano Videla, del mozo Felipe Ojeda y del grumete Blas Segundo Téllez, además de 5 heridos a bala entre ellos el conductor del barco que recibió dos balazos. Junto con prestar debida atención a los heridos, se dio solemne sepultura en el panteón a los restos mortales de los héroes Ojeda y Téllez", escribió Juan Collao Cerda.
Blas y Felipe quedaron hasta 1930 sepultados anónimamente en el viejo cementerio hasta que comenzó el traslado de cuerpos al actual camposanto. En medio de estas obras, a los trabajadores les llamó la atención dos ataúdes cuyos cuerpos estaban envueltos cada uno en coyes (hamacas de marineros) junto a la bandera chilena. Eran los dos marinos de la Covadonga.
La noticia sorprendió a la comunidad por lo cual se les dio nuevamente sepultura en el corazón de la plaza principal en 1936, y desde entonces cada 21 de mayo, reciben los honores de la Armada y de la comunidad.
La FIEBRE AMARILLA
En enero 1912 arribó a Tocopilla una nave proveniente de Guayaquil donde uno de sus tripulantes venía enfermo con una letal peste que rápidamente se expandió por el puerto y terminó causando graves bajas en la población y en la región.
Se trató de la llamada "peste amarilla" o "fiebre bubónica". El sitio Tocopilla y su Historia del historiador e investigador Damir Galaz-Mandakovic cita al respecto publicaciones de la época que dan cuenta de esta pandemia.
"Los siguientes casos aparecieron entre el 25 de febrero y el 2 de marzo. Entre el 4 y el 10 de marzo hubo 10 muertos por la enfermedad aún no diagnosticada. A fines de marzo el doctor Vicencio Carrasco fue categórico en su diagnóstico: todo se trataba de Fiebre Amarilla. Las larvas transportadas por el barco comenzaron a provocar serios estragos en la ciudad. Las condiciones ambientales eran propicias para la difusión de la peste.
"La falta de condiciones de higiene le hacen el campo particularmente propicio para desarrollarse" indicaba la revista Zig-Zag el 11 de mayo de 1912. Además de las condiciones insalubres estimuladas con las acumulaciones de basura en diversos sectores, las condiciones climáticas casi homogéneas también eran propicias para el desarrollo del mosquito llamado Aedes aegypti".
La peste se expandió rápidamente por las salitreras de El Toco y causó la alarma nacional. Por este motivo el presidente de la República, Ramón Barros Luco, despachó a la zona al prestigioso médico Lautaro Ferrer para que se hiciera cargo de la situación.
Dentro del equipo médico que acompañaba a Ferrer se encontraban los jóvenes estudiantes de medicina Leonardo Guzmán (cuyo nombre hoy lo lleva el Hospital Regional) y Marcos Macuada. Este último, proveniente de Ovalle contrajo la enfermedad mientras apoyaba en su mitigación y falleció el 21 de junio de 1912 a la edad de 24 años. El hospital de Tocopilla hoy lleva su nombre.
Se impusieron cuarentenas, se acordonaron poblaciones y se ordenó fumigar con azufre, asimismo se construyó un lazareto, el cual contaba con un resguardo militar con la orden de disparar a discreción a quien osase entrar o salir.
Los vecinos se dispusieron de buena manera a acatar las ordenes de los médicos y las autoridades, y tras una serie de intervenciones, se logró detener el avance de la peste ese mismo año. Se estima que el paso de la peste dejó solo en Tocopilla más de 300 víctimas.
¿dónde está latrille?
Fue el francés Domingo Latrille quien fundó Tocopilla el 29 de septiembre de 1843. Cabe mencionar que también se le atribuye el descubrimiento de las covaderas en Mejillones.
El su página Tocopilla y su Historia, el investigador Damir Galaz-Mandakovic precisa que "Latrille es nombrado Corregidor (1849), el Gobierno de Bolivia le presta la atención necesaria e instruye la creación de la Aduanilla en la caleta de Tocopilla (1863) y la eleva a rango de Puerto Menor (1871)".
Finalmente, en 1871, el francés abandona todo tipo de aventura minera y decide retirarse en soledad (pese a que estaba casado y tenía hijos ya mayores) a la localidad precordillerana de Huatacondo , ubicada a 230 kilómetros de Iquique.
Ahí, pasó sus últimos días hasta que falleció en abril de 1891 a la edad de 74 años.
Poca documentación se tiene de Latrille en sus últimos 20 años en Huatacondo, lo más preciso es una referencia que hizo el ingeniero Francisco Risopatrón en su libro "Diccionario Geográfico de las Provincias de Tacna y Tarapacá", publicado en 1890, en donde nombra al fundador de Tocopilla cuando describe su paso por el poblado.
"Este pueblo es notable, tanto por sus cultivos, por cuanto es asiento de un grupo de trabajadores industriosos, tenaces, y sumisos para el trabajo; es, puede decirse, un pueblo feliz; allí la primera autoridad es el venerable anciano señor Latrille, quien atiende a los habitantes como a sus hijos, estimulándoles al trabajo con sus consejos y con su ejemplo; es en ese punto el médico, el boticario, el confesor, en una palabra, un verdadero padre, de donde nace el amor, el cariño y respeto que le profesan. Es un patriarca moderno, al servicio de su tribu".
Latrille fue sepultado en el poblado, pero hasta hoy no se tiene precisión sobre su tumba. Esto, ante los numerosos intentos de algunos alcaldes de Tocopilla de exhumar sus restos para trasladarlos a la comuna que fundó.
Según se dice, sus restos fueron exhumados por descendientes para llevarlos de vuelta a su país natal, o bien, los mismos pobladores de Huatacondo decidieron dejar sus despojos inubicables para salvarlos de los intentos para trasladarlos a Tocopilla.