"Antofagasta aún tiene muchos retos a nivel social con sus comunidades"
DESARROLLO. El jefe de la Unidad de Políticas Regionales y Rurales de la OCDE precisó los alcances de la tarea que comenzará a desarrollar nuestra región con la EMRA en los próximos años.
La mañana de este jueves será presentada "Una Estrategia Minera para el Bienestar de la Región de Antofagasta (EMRA) 2023- 2050", en la explanada de las Ruinas de Huanchaca, instancia inédita que pretende generar una nueva relación entre la comunidad y la actividad minera.
El documento fue elaborado bajo el acuerdo del Gobierno Regional de Antofagasta en cooperación con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OECD), que contó con la asistencia técnica y coordinación del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte (IPP UCN).
Con el objetivo de conseguir un mayor bienestar para la región de Antofagasta, detalles que comentó José Enrique Garcilazo, jefe de la Unidad de Políticas Regionales y Rurales de la OECD.
¿Por qué decidieron involucrarse en la construcción de la Estrategia Minera para la Región de Antofagasta?
-Porque es una oportunidad única para la organización. Hemos venido trabajando con regiones mineras desde 2016 y Antofagasta, es la región que más produce cobre en el mundo, es el segundo productor más grande de litio a nivel global y con una de las mayores reservas. También es un sitio único: tiene una historia minera muy importante, pero a pesar de esa riqueza, tiene todavía muchos retos a nivel social con sus comunidades.
Queremos contribuir hacia una región minera tan importante para el mundo, con una estructura y una estrategia que creemos está siendo única a nivel global, que se enfocará en el bienestar de las personas, de las comunidades y que ha tenido una gran participación, tanto de comunidades indígenas, como de compañías privadas.
Uno de los incentivos más importantes, fue la apuesta del gobierno y del gobernador Ricardo Díaz, de generar un mecanismo de gobernanza para la estrategia, que involucre más personas de la sociedad y que vaya más allá de su periodo electoral.
¿Qué diferencia al Distrito Minero de Antofagasta de otros existentes?
-Bueno, lo primero es, sus depósitos de minerales, especialmente su gran producción de cobre y de litio. Esa confluencia, de un número importante de empresas mineras a nivel mundial, con comunidades indígenas y empresas locales. Otro aspecto, más a nivel de política pública, es la figura de este nuevo gobernador, eso también lo hace único.
Son pocas las regiones en el mundo que están en este proceso de descentralización de tener una nueva figura, con nuevos poderes. Esto abre nuevas posibilidades, en cuanto a política pública, a cómo gobernar la minería, y también a nivel país con lo que está pasando en temas de mayor participación ciudadana o con el proceso constituyente. Todo esto hace único el trabajo con esta región.
Tamaño de la industria
La Estrategia está construida a base de 20 propuestas de acuerdos regionales a los que el Gobierno Regional llegó después de sostener más de 80 reuniones presenciales y virtuales, con grupos de discusión y asambleas con la sociedad civil, las comunidades indígenas, mineras, empresas locales, la academia y los gobiernos locales y nacionales.
Dichas propuestas se distribuyen sobre la base de cuatro dimensiones: la ambiental, la social, económica y la institucional.
¿Es un problema el tamaño de la industria para la gobernanza de Antofagasta?
-Estas empresas mineras, normalmente pueden contar con presupuestos mayores a los de un gobierno regional, lo que crea algunos retos para gobernar la relación de la población con la minería.
Estas compañías son los principales proveedores de empleos, infraestructura social, hospitales, carreteras, acueductos y/o alumbrado público. No es tanto el caso de Antofagasta, pero en algunas regiones la comunidad ve más a la empresa como la proveedora de servicios públicos, por sobre el gobierno.
Una de las propuestas que se está haciendo para Antofagasta es que algunas inversiones, por ejemplo, las de desalación de agua que hoy desarrolla cada compañía de manera individual, y para su propio beneficio, se puedan coordinar con el gobierno para que esa agua desalada también pueda servir a las poblaciones.
La dificultad es poder sentar a las compañías en la mesa y convencerlas del proyecto de gobierno y también convencer a la comunidad, que éste puede tener la legitimidad para poder fiscalizar lo que hacen las compañías, monitoreando su labor.
¿Cuánto impacta que el sector industrial parezca tener mayor solidez y poder que la ciudadanía o incluso que el gobierno?
-Muchas veces las compañías tienen canales de comunicación más directos con el gobierno nacional, que con los gobiernos municipales, por ejemplo, en temas de tierra o de medio ambiente. Por eso es que es muy importante que los gobiernos a nivel regional hagan una estrategia minera, para saber lo que está pasando en su comunidad, sus prioridades, sus necesidades.
¿Qué ejemplo debiera mirar Chile?
-Chile podría mirar a Canadá, especialmente en cuanto a la relación de gobernanza con las comunidades indígenas, porque esta estrategia minera es para todos los habitantes. Canadá está en un proceso en el que muchos de los nuevos proyectos, ocurren en territorios indígenas y las compañías también se han dado cuenta de la importancia de tener una buena relación con las comunidades, para asegurar sus operaciones de largo plazo.
Respecto al tema de la innovación a nivel regional, esto lo pueden mirar en el norte de Suecia, en Norrbotten, son los primeros productores de hierro de Europa. Ellos han desarrollado una plataforma para que las universidades trabajen muy de cerca con las empresas y con los proveedores. Por ejemplo, en minas abandonadas, las compañías dan la posibilidad a las universidades para que hagan experimentos de prueba. Ese tipo de colaboración genera un ecosistema de innovación, el que llevó a Norrbotten a generar por primera vez en el mundo, una producción de hierro verde que no emite CO2.
Compromiso de actores
La finalidad de esta iniciativa es generar sinergias entre las actividades mineras y los actores regionales, identificando problemáticas y nuevas oportunidades de crecimiento que favorezcan la cohesión entre la sociedad civil, el sector público y el privado y así obtener mejoras en la calidad de vida de la población.
¿De qué depende el éxito de este tipo de estrategias?
-Lo más obvio es el interés, el compromiso de los mayores actores de la región. El gobierno regional en el lanzamiento de la estrategia quiere hacer un espacio de firmas, de compromiso de la estrategia, ellos ya se han sentado con diferentes actores regionales, con las empresas, las comunidades, para acordar ciertos compromisos como, reducir el consumo del agua un 50% al 2030 en la minería metálica, o aumentar los proveedores locales. Estos son compromisos que mandan una señal fuerte, sobre todo en un momento en que no ocurre que las regiones logren hacer compromisos públicos, con las compañías mineras y las comunidades indígenas, eso es algo para destacar de este proceso.
En Australia y en otros sitios, no se ha logrado llegar a ese tipo de acuerdos a nivel subnacional, por eso es importante que las comunidades confíen en el gobernador.
¿Qué futuro puede esperarse si Antofagasta ejecuta un buen plan con esta herramienta?
-El éxito que puede tener esta estrategia es llegar a establecer un compromiso con la gobernanza y que el monitoreo se desarrolle por un esquema de diferentes actores regionales, como universidades, comunidades indígenas y que las políticas se implementen, o se modifiquen si es necesario. Estamos hablando de 2030, puede aumentar el atractivo regional, contar con un distrito minero donde se puede dialogar, que es valioso para las compañías mineras, incluyendo a las pequeñas, como para los inversionistas y las comunidades. Además de aumentar los trabajos regionales, y el acceso a los servicios públicos.
En cinco años se pueden hacer, obras emblemáticas como parques para niños, zonas y cinturones verdes, eso le puede cambiar la cara a Antofagasta, y con eso viene la calidad de vida y el orgullo de vivir ahí.