"No estoy conforme porque la declaración del Estado social y democrático de derecho quedó vacío. Es una figura retórica"
El pasado 4 de octubre el Consejo Constitucional finalizó la etapa de votación de las enmiendas que integran la propuesta de nueva Constitución. Entre los 50 integrantes estaba José Antonio González, uno de los tres consejeros que representa a la Región de Antofagasta, quien hace una evaluación del trabajo que se realizó hasta ahora, y de cómo está quedando la redacción del texto.
¿Cuál es su análisis sobre el trabajo de la Comisión Constitucional?
-Hay dos niveles para poder evaluar esto. Uno es el funcionamiento de las comisiones que eran cuatro y posteriormente un segundo nivel cuando entraron a funcionar las sesiones plenarias.
En el primer nivel, obviamente, hubo mucho más acercamiento, conversaciones, donde se puede señalar que las comisiones duras, que eran la Comisión 1, sobre principios de la Estructura del Estado y la Comisión 4, que era sobre los derechos fundamentales sociales, eran naturalmente las comisiones más ágiles, pero que estaban presididas por las derechas tradicionales. Las dos restantes estaban presididas por Republicanos. La que me tocó a mí de la Comisión 2 estaba presidida por Antonio Barchiesi, que es uno de los líderes de los Republicanos. Entonces, se pudo plantear acercamientos o visiones.
Y en el caso de la votación de las enmiendas, ¿cómo la evalúa?
-En el momento de votar, lo que uno visualizó es que hacían frente común, la derecha. O sea, tú podías conversar en términos individuales, pero en el momento de votar era un solo bloque. Y en el plenario se vieron algunas circunstancias de en cierta forma, la derecha tradicional, en algunos momentos se alejó de algunas posiciones republicanas, pero es tan fuerte el factor numérico de los 22 republicanos que para la aprobación de una enmienda en los plenarios, tienes que tener dos tercios. Y si ellos bloquean hasta enmiendas y todo, se caen las enmiendas y así hicieron caer un montón de enmiendas que ellos consideran que no habían que ser aprobadas. Y esta es la cruda realidad en el cual varias cosas quedaron deformadas.
¿Cuáles enmiendas cree usted que quedaron deformadas?
-Por ejemplo, cuando se habló de la regionalización, se suponía que el texto debería ser inequívoco en cuanto a las transferencias de facultades fiscales, la estructura misma administrativa, y quedar naturalmente el gobernador como la figura central. Pero pusieron, en lo que se acordó y se votó, la presencia de los representantes naturales del Presidente de la República, no solamente en la región, sino que también en la provincia.
Entonces la pregunta es, ¿cómo vas a tener nuevamente la duplicidad y los servicios públicos dependiendo del representante del Presidente de la República? Y te ponen a continuación que no puede haber duplicidad de funcionarios. Entonces tú pones, ¿por qué no solucionamos esto poniendo todo en base de la gobernación y terminamos naturalmente con el representante natural del Presidente de República?, y el que está frente es el delegado, pero ahí no lo mencionan. Pero quedó así el texto, quedó bastante descafeinado el proceso de regionalización, esa paradoja en que quedamos todavía, yo diría peor que ahora, porque esto quedó a nivel constitucional.
Uno no sabe si es desconfianza sobre las regiones o que realmente no quieren hacer un proceso de descentralización, ni menos de desconcentración. Porque la contradicción es que, por primera vez en una situación constitucional, las regiones son mayoría. Santiago tenía cinco representantes y se suponía que siendo todas regiones, esta cosa estábamos todos conscientes de que ahora era el momento. Pero los republicanos se alinearon en cierta forma por ciertas directrices que tuvieron y acallaron las voces, más regionalistas. Entonces, quedó un texto totalmente, híbrido, más confuso en términos de potestades, incluso de ciertas facultades, que no convence ni anima a ningún regionalista.
¿Quedó conforme con el texto que se entregó a la Comisión Experta?
-Yo no estoy conforme para nada porque el tema de la declaración del Estado social y democrático de derecho quedó vacío, quedó casi inocuo, porque quedó con una aseveración nominal, pero sin contenido. No hay materialidad en ese Estado social, es una figura más bien retórica.
Tampoco te permitieron la posibilidad, como lo plantea la Constitución alemana, de ser una Constitución habilitante en que las materias de derecho social pudiesen obviamente intervenir tanto el Estado como los agentes privados. Pero aquí optaron solamente por los agentes privados porque te dejan naturalmente la libre elección que la persona elige si quiere el Estado o quiere los agentes privados.
¿Dónde está la dificultad, en mi opinión? Que no te implementan mayores recursos al aparato estatal en cuanto a la salud. Yo no tendría ningún problema que la gente, obviamente, en su derecho de elegir, pudiese optar en una situación de una cancha pareja con un sistema público realmente eficiente frente a las clínicas privadas. Pero aquí tú tienes un desbalanceo, que por un lado tienes la mayor cantidad de médicos trabajando en las actividades privadas y a menor medida en las dimensiones públicas.
¿Usted dice que hay materias que debiesen estar consideradas?
-Yo creo que si no entramos a darle sustancia al Estado social y democrático de derecho, no vamos a tener una solución a corto plazo, ni menos a mediano plazo, del problema de la salud, ni tampoco el problema de las pensiones, ni tampoco el problema de la vivienda, ni de la educación. Lo mismo pasa con la ley de aborto.
Hay cosas que habíamos madurado con consenso sobre derechos de las mujeres. Uno puede estar de acuerdo o no de acuerdo con el aborto, pero tampoco tú puedes negar el derecho a las mujeres de que en una situación de las tres causales puedan precisamente acudir sin entrar en una situación de delito ni menos de penalización. Pero ese sentido común, eso es lo que se acordó como máximo y no puedes ponerlo en tela de juicio, porque entonces es un retroceso, no podemos volver a foja cero.