"En la pampa fuimos como
El embrujo de la pampa escapa a veces al tiempo y espacio. Héctor Retamales Arenas es el menor de cinco hermanos que nacieron en la oficina Pedro de Valdivia. Su padre llegó 'enganchado' a la salitrera desde Nancahua, localidad ubicada en la Sexta Región, para luego conocer ahí a quien fue su esposa, quien ya vivía en la calichera.
"Mi padre fue mulero desde muy joven, ya que en ese tiempo el caliche se transportaba en mulas. Después con el tiempo ascendió y fue jefe de rajo. La salitrera estaba dividida en rajos. Ahí batió un récord de carga por carros en el 1963, aproximadamente", recordó con nostalgia.
Héctor Retamales, de 65 años, vivió poco tiempo en la pampa. Sus hermanos mayores siguieron estudios en Antofagasta y sus padres, Luis Antonio y Otilia de las Mercedes, decidieron comprar una vivienda en la calle 14 de febrero en el puerto. Ahí su madre recibió internos para costear los gastos de estudios de sus hijos y su papá siguió trabajando en 'Pedro'.
Llegó muy niño a Antofagasta, pero con su madre viajaba constantemente a la salitrera a buscar mercadería, por lo que nunca perdió contacto con la pampa. "Ella tenía problemas de visión, por lo que 'yo era sus ojos'. Así fueron pasando los años y con mis hermanos volvíamos cada verano a la oficina e incluso mi papá nos dejaba pagada una pensión para que nos quedáramos allá. Así era de fuerte nuestro amor la pampa", comentó.
En su época escolar, este pampino estudió en el Colegio Prebisteriano de Antofagasta y después continuó en la Escuela Superior de Hombres Nº 9 en la calle Bolívar. Siguió una carrera en la Universidad Técnica del Estado (UTE), pero no la concluyó. Ya casado terminó la carrera de contador auditor en la Universidad Arturo Prat de Iquique, para luego continuar una trayectoria laboral en los bancos BHIF y BBVA , siendo jefe de Operaciones.
¿Qué vivencias tiene aún de su paso por la pampa?
-Yo estudiaba en Antofagasta, pero con mis hermanos esperábamos los veranos para irnos de vacaciones a Pedro de Valdivia. Había otros que incluso estudiaban en Estados Unidos, pero igual llegaban los veranos a la salitrera. Es que en esa época había muchas actividades y deportes. Toda la gente era amable. Hacíamos grupos y elegíamos a una reina. También jugábamos fútbol, básquetbol, natación y waterpolo. Había una maratón muy especial, desde la estación ferroviaria hasta la oficina, que comprendía 8 kilómetros, aproximadamente. Uno joven cumplía el trayecto sin mayores problemas y ahora cuando vamos a la pampa decimos: "cómo lo hacíamos para correr tanto". Uno agrega: "aquí corrí yo", con mucho orgullo.
¿Recuerda algún personaje entre quienes vivieron en la salitrera?
-Todos los pampinos recuerdan a mucha gente de allá. En mi caso recuerdo a un señor que era entrenador de fútbol. Él preparó a muchos niños que fueron grandes jugadores. Mi padre me contaba que cuando vivía en una pensión, antes de casarse, ahí mismo alojaba René Melendez, que después se fue a jugar a Everton de Viña del Mar. Así toda la oficina se hizo hincha de Everton y sus partidos lo seguían por radio. Fue un fenómeno como Alexis Sánchez en la actualidad. Eso fue siempre importante en la pampa: el deporte que nos permitía hacer más amigos, tener una convivencia más sana.
¿Por qué cree que persiste ese amor por el terruño?
-Nosotros fuimos como la última generación de 'Pedro'. Quienes no nacieron allá, no tienen el mismo sentimiento por la pampa. Ese sentimiento viene porque todos sentíamos que formábamos una familia muy grande. Por decirte algo, y como para la risa, a veces encontrábamos a alguien pasado de copas y lo íbamos a dejar a su casa. Lo agarrábamos hasta entre dos y lo dejábamos en la puerta de su casa. A veces había complicaciones, porque sus esposas pensaban que andaba con nosotros de parranda. Había que dejarlos en la puerta y salir arrancando.
Se vivía de esa manera. Había una predisposición a ayudar, que daba una confianza que no existía en otras partes. Por ello, los recuerdos de la pampa son imborrables. Es como una generación de nortinos única y que no volverá a repetirse, creo yo. Sin embargo, nuestra misión es mantener este patrimonio que pertenece a todo el norte.
¿Continúa esa ayuda y cooperación entre los pampinos?
-Se había perdido un poco, pero empezamos con la Corporación 'Vivencias de la Pampa' y nos reencontramos con amigos de muchos años. También otros quieren unirse al grupo de alguna manera. Yo soy el tesorero de la corporación y en 1 año 8 meses hemos avanzado en muchos aspectos. Nuestra idea es que no se pierdan estas vivencias. Mira, hemos entrevistado a gente de la pampa antes de fallecer. Estos relatos serán publicados en una página web que vamos a inaugurar pronto. También hemos digitalizado la revista 'Pampa', que circulaba en todas las salitreras. Son antiguas y en sus páginas estaba todo lo que ocurría en las calicheras. Incluso tienen olor chusca. La revista publicaba mucha vida social y en más de algunas fotografía aparecemos nosotros celebrando un cumpleaño u otras fiestas.
Otro recuerdo que quiera compartir de sus vivencias…
-Voy a volver a los recuerdos de los veranos. Estábamos en una fiesta y de repente aparece una de las chicas que participaban en el recordado programa 'Música Libre'. Imagínate como sería los espectáculos en la oficina que llegaban artistas nacionales destacados. Soquimich llevababa a conjuntos como la 'Sonora Palacios' a las fiestas y nosotros íbamos porque a nuestros padres le descontaban las entradas por planilla. Estos recuerdos quedarán por siempre y los estamos reviviendo en la Fundación 'Vivencias de la Pampa', que seguirá realizando actividades para preservar este patrimonio.
una familia muy grande y vivimos hermosos veranos"
Héctor Retamales Arenas: