"Estamos ante un jaque mate recíproco, con miles de víctimas civiles en Israel y en Gaza"
El analista cuenta que en Medio Oriente tenía un refugio en su casa y máscaras antigases. Sobre la actual guerra, dice que "estos horrores los iniciaron los terroristas de Hamás y 'explicarlos' es una manera oblicua de justificarlos".
José Rodríguez Elizondo (87) mira el Medio Oriente con la distancia de los kilómetros y los años. Fue embajador de Chile en Israel en el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, entre 1997 y 2000, por lo que tuvo la oportunidad de conocer de cerca los entretelones de la difícil diplomacia en la zona y a sus protagonistas.
Retirado ya, pero activo aún en los análisis de política internacional y como Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades 2021, el abogado y escritor tiene una mirada particular sobre el conflicto que hoy se vive en Palestina, recordando los Acuerdos de Oslo y a los grandes protagonistas de la historia de la región en las últimas décadas, a quienes conoció personalmente.
-Usted fue embajador en Israel entre 1997 y 2000. ¿La situación actual es peor o mejor?
-En Israel viví bajo la amenaza de una guerra bacteriológica desde Irak, la segunda Intifada y atentados terroristas focalizados. Tenía en casa un refugio blindado y máscaras antigases. Sin embargo, no eran los escenarios de hoy, que parten el alma, pues había esperanzas de paz. Aún respiraban los Acuerdos de Oslo de 1993, un proceso articulado y racional, con concesiones mutuas, que beneficiaban a la inmensa mayoría de israelíes, palestinos y árabes de la vecindad. Al margen de ideologías nacionalistas y fanatismos religiosos, tenían como objetivo dos Estados coexistiendo y colaborando. No era poco después de tantas guerras, atentados terroristas y víctimas.
.¿Por qué no se implementaron esos acuerdos?
-Porque no siempre la política es racional ni los dirigentes políticos representan el interés de los humanos sin poder. Sucede en los Estados democráticos, como Israel y con mayor razón donde no existe un Estado en forma, como en los territorios palestinos. Sucede, en especial, cuando los sistemas políticos se polarizan y el concepto "pueblo" se convierte en un arma arrojadiza.
-¿Quiénes fueron los grandes protagonistas de ese proceso de paz?
-Para mí hubo tres actores emblemáticos, en pugna interna y externa. Por parte de los palestinos estaba Yassir Arafat, líder de la OLP y Rais (jefe) de la Autoridad Nacional Palestina. Reconocido por los gobernantes de Israel, aunque con reservas, no era muy querido por los rais de la Liga Árabe, que querían seguir controlando a los palestinos. Además, era combatido por las organizaciones fundamentalistas Hamás, Hizbollah y Jihad Islámica, que ya figuraban como terroristas en los registros internacionales. Como el objetivo de estas no era negociar con Israel, sino destruirlo, le hacían la vida imposible a Arafat y hoy se la mortifican a Mahmoud Abbas, su sucesor.
-Sé que usted conoció a Arafat.
-Visité a Arafat en Jericó, para negociar detalles de la apertura de nuestra Oficina de Representación en Ramallah, un punto político en favor de su causa. Ahí descubrí que era un político bastante jabonoso. Como había expresado al Presidente Frei su deseo de visitar Chile y a nuestra gran comunidad palestina, yo debía pedirle una fecha de su conveniencia, para que mi gobierno le enviara una invitación en forma. Tuvimos al respecto una charla muy amable, con buen café y fotos para el recuerdo, pero durante tres años no pude sacarle una respuesta concreta.
-¿Y quiénes eran los otros dos grandes actores?
-Por parte de Israel eran Shimon Peres, de Avodá (Partido Laborista), el gran arquitecto de los Acuerdos de Oslo, y Biniamin Netanyahu, líder del Likud, partido nacionalista y territorialista. Más que una rivalidad entre un político de izquierdas y uno de derechas, según nuestra óptica, ambos representaban prototipos antagónicos. Shimon -todos lo mencionaban así, por su nombre- era el intelectual estadista. El último de los grandes profetas, para sus admiradores. Bibi -según su chapa popular- era el gran populista. El patrón clientelar de los territorialistas laicos y religiosos de Israel. En mi versión personal, Shimon podía parangonarse con los grandes de la Segunda Guerra Mundial -Churchill, Roosevelt y De Gaulle- y Bibi se parecía demasiado a un caudillo latinoamericano. Tal vez esa percepción generó una corriente simpática que me permitió conversar varias veces con Shimon en modo amistoso. Incluso le festejé su cumpleaños 75 en mi residencia. Con Bibi sólo hubo una relación protocolar.
.¿Qué puede decirnos del proyecto de paz diseñado por Shimon?
-Él partía de una premisa hoy más vigente que entonces: "Una victoria militar nunca es definitiva, pues crea nuevos peligros". Sugerente, pues sin haber servido en el Ejército, fue el constructor del gran poder disuasivo de Israel, arma nuclear comprendida. Decía que, con el respaldo de esa fuerza, la máxima seguridad posible para Israel estaba en la paz activa con los palestinos y regional con sus vecinos árabes.
-¿Cómo concebía esa paz?
-Básicamente con la instalación de un Estado Palestino responsable. Según apuntes que tomé tras una primera reunión, eso "evitaría el riesgo de que Israel se convierta en un Estado binacional". Añadía que no debía tratarse de un Estado Palestino pobre, por el pe-
Encuentro entre Elizondo y Arafat, junto a sus diplomáticos, en Jericó.