¡No fueron grandes, fueron gigantes! Cobreloa es el campeón del Ascenso
HISTÓRICO. Un gol en los descuentos del argentino Cristian Insaurralde terminó con los 8 años de sufrimiento naranja en Primera B. Los "Zorros" retornan con justicia a la serie de honor.
El estadio Fiscal de Talca terminó invadido por hinchas naranjas, muchos de ellos con un viaje de 1780 kilómetros detrás para ser testigos de la hazaña. Pedro Marín, señero relator loíno que siguió al club en su letargo por la Primera B durante ocho años lloraba en una caseta alta del recinto enarbolando la frase "por fin se hace justicia", con la misma voz quebrada con que narró esa fatídica tarde del 3 de mayo del 2015 cuando se descendió.
Al otro lado del país, Calama se vestía de fiesta y el mundo futbolero sonreía con el retorno de un grande del balompié chileno al lugar que le corresponde por historia. Y todo gracias a un lema de vida que se hizo patente en la capital del Maule. Ese de nunca bajar los brazos y luchar hasta el final.
Si alguien pensaba en un gran desenlace para el torneo de Ascenso 2023 de seguro no pudo imaginar el emocionante libreto que se escribió ayer al unísono en dos canchas distantes. Porque si Cobreloa terminó levantando la copa de campeón, durante un momento de la jornada estuvo jugando un partido de definición contra Santiago Wanderers. Y en otros, sencillamente se quedaba con la frustración de dejar escapar su ansiado retorno a Primera por tercera vez y en la última batalla.
Pero ese fantasma de quedarse sin el objetivo de las finales de 2018 y 2022 que rondaba por la cabeza de varios hinchas, esta vez no tuvo cabida en el camarín naranja en el sur. Cobreloa mostró temple, amor propio y hambre de triunfo en momentos en que otros se habrían caído. Incluso, cuando las noticias que llegaban desde Iquique - en ese infartante choque entre los "Dragones" y Santiago Wanderers por sumar una nueva estrella a su insignia- no eran favorables.
Y en ese sino que marca la fortuna y escribe páginas inolvidables del deporte, fue el mejor jugador del campeonato, Cristian Insaurralde quien con un testazo en los descuentos puso un gol que quedará grabado a fuego en las páginas doradas del historial naranja. Con ese tanto, los "Zorros" pusieron fin a una larga espera de ocho años para retornar a primera división por la puerta grande, levantando el único título que no tenían aún en su flamante galería de copas y haciendo feliz a una ciudad que nunca dejó de creer.
Se pudo y se logró otra vez muy lejos de casa, como en Arica en 1985, en Antofagasta (Copa Chile) en 1986 o en el Monumental en 2003.
Emotivo
En seis de los últimos ocho partidos, el equipo dirigido por Emiliano Astorga abrochó triunfos en los últimos minutos de juego y en Talca repetirían ese emotivo final. Si bien el equipo se sacudió los miedos de enfrentarse a una definición desde el principio y consiguió abrir la cuenta con un notable cabezazo de espalda de Gustavo Gotti en la media hora del primer tiempo, la consigna otra vez sería la de tener que sufrir hasta el epílogo.
Porque en la que quizás fue la única desconcentración minera en Talca, un balón perdido por Martín Villarroel le quedó a Lionel Altamirano, quien despachó un remate inatajable a media hora del final, justo cuando Andrés Barbosa ponía en ventaja a los "Caturros" en el Tierra de Campeones -antes habían anotado Mathias Pinto para los locales y Juan Ignacio Duma para el forastero- y cambiaba al ganador del torneo.
Pero tal como lo hizo de entrada -poniendo cuatro delanteros desde el arranque y presionando muy arriba al contrario-, Emiliano Astorga sacó una carta ganadora desde la banca y apostó por darle una vuelta al destino o morir con "las botas puestas".
Esta vez, con el ingreso de Felipe Villagrán, el volante con más asistencias del equipo en todo el campeonato, el visitante volvió a la carga.
Y "Pipe" respondió al desafío, con un pase preciso para que Insaurralde se colara entre los centrales y desatara la algarabía en un estadio talquino teñido de naranja con un cabezazo inolvidable en el sexto minuto de descuento. Rangers ya no podía hacer nada, con un jugador menos y sin tiempo en el reloj. Mientras, Álvaro Ramos y Steffan Pino daban vuelta la historia en el norte, quizás ante un Santiago Wanderers que entendía que la gloria estaba reservada para Calama.
No pudo ser mejor final. Cobreloa es campeón, recupera su sitial en el fútbol grande y se vuelve a abrazar tras nueve temporadas de angustia en la B. Pasaron siete directivas, catorce entrenadores y dos finales perdidas en Calama. Una pesadilla eterna que alguna vez se tenía que terminar...