Desde los inicios de nuestra existencia, la mentoría ha estado insertada en nuestras vidas. A temprana edad, nuestros padres eran los seres más cercanos: nuestra familia, amigos y los primeros profesores nos daban la mano. Esta guía modela la manera en que entendemos los fundamentos de la vida, cómo caminamos e incluso cómo comemos.

A medida que crecemos, el aula se expande. Encontramos mentores en escuelas, universidades e incluso en nuestros lugares de trabajo, enseñándonos a cultivar habilidades específicas o a embarcarnos en caminos particulares. Sin embargo, curiosamente, estas luces guía parecen ir disminuyendo a medida que vamos madurando. ¿Por qué el guía siempre presente en nuestros años más jóvenes se desvanece lentamente en la medida que vamos creciendo?

Quizás, al crecer, creemos erróneamente que ya no necesitamos un guía, o tal vez, consideramos que nuestros mentores ya no tienen la experiencia para guiarnos. ¿Qué hace que tendamos a alejarnos y a no buscar otros nuevos?

Al reflexionar sobre mi carrera me doy cuenta de que hubo pocos momentos en los que no tuviese un consejero de confianza a mi lado, especialmente en momentos de cruces críticos. Cabe destacar que la magia de un mentor no está en proporcionar todas las respuestas, sino en ofrecer perspectivas que, sin ellos, podríamos pasar por alto. Su experiencia nos puede mostrar una ruta distinta.

He tenido la suerte de ser mentor durante casi una década, y puedo dar fe de la importancia de tener esa guía al llegar a un cruce y sí tanto los buenos como los malos consejos han moldeado mi viaje hasta aquí, me pregunto: con aún más perspectivas expertas, ¿hasta dónde podría haber navegado?

Estamos en la era del Hazlo Tú Mismo (DIY) y creo que todos conocemos la molesta sensación que sigue a un proyecto de DIY: "¿Dónde va esta pieza sobrante?". ¿Ahora considera el meticuloso trabajo que un equipo de diseño realiza al pensar ese producto, crees que lo hicieron pensando en que faltaran o sobraran piezas? Al igual que las piezas dispersas de un proyecto DIY, un inicio de negocio puede sentirse abrumador, sin embargo, con la mentoría de alguien que tiene la experiencia de haberlo hecho antes, armar el rompecabezas se vuelve más intuitivo.

Y esto me lleva al mensaje central de este artículo: El Poder de la mentoría para el Emprendedor.

Imagina tener un dispositivo que ofrezca un vistazo al futuro potencial de tu negocio, resaltando los fracasos y mostrando las oportunidades. Eso es lo que un mentor puede ofrecer. Es como preparar un plato gourmet. Mientras aportas los sabores principales de innovación y entusiasmo, un mentor agrega la sabiduría, la experiencia y esa 'especia secreta' que eleva tu potencial a un nivel de rockstar.

A todos los emprendedores y personas con propósito de llegar más allá y que leen esto: recuerden, mientras ustedes son la mente maestra detrás de su destino, un mentor es su brújula de confianza, guiándolos hacia nuevos horizontes proveyendo visión estratégica, conocimiento experto y una vasta red de contactos. Elige tu camino, solo asegúrate de elegir al mentor adecuado para cada nueva aventura que emprendas.

¡Podrías encontrarte navegando hacia horizontes empresariales más allá de tus sueños!

La inexplicable muerte de la joven Daniela Gamboa (27) debido al ataque de una jauría de perros en San Pedro de Atacama, claramente no debió ocurrir. Cuesta entender que perros en manada puedan quitarle la vida a una persona, porque habla del nivel de agresividad que han adquirido para actuar de este modo y la responsabilidad no es de los animales, porque muchos de ellos fueron mascotas o abandonados en la pampa por inescrupulosos.

Es allí donde debemos poner atención. Lo más probable es que el municipio y las autoridades sanitarias inicien la investigación de los perros responsables de esta muerte y los animales terminen sacrificados. No habrá mucho que responder frente a ello, porque se convirtieron en un peligro para las personas y hay escasas probabilidades que puedan vivir en caniles o refugios.

La responsabilidad recae en el animal pero la intervención humana está detrás. La mayoría de esos canes que hoy deambulan en manada en su momento fueron mascotas familiares, pero el paso de cachorros amorosos a animales más grandes y menos controlables, de inmediato los convirtió en desechables. Se les botaba lejos para que no volvieran a sus casas o se les abría la puerta para que salieran y no molestarán en el hogar.

Y es allí, donde su instinto los llevaba a asilvestrarse y buscar una jauría para seguir subsistiendo. Esos mismos cachorros son los que atacaron a una persona hasta arrebatarle la vida.

Claramente los perros que están asilvestrados es difícil controlar y se recomienda su eliminación, pero tenemos que ir más allá y ver la efectividad de la ley que regula la responsabilidad en el cuidado de mascotas. Al parecer aún hay aspectos que revisar, pero también falta una revisión en las personas, en las familias para que comprendan que abandonar una mascota es un acto cruel y que puede tener nefastas consecuencias.