Nuestro país, más que de vez en cuando, tiene sismos de corrupciones empresariales, pero hace unos días tuvo un terremoto con la grabación de un audio cuyo protagonista fue el destacado abogado Luis Hermosilla y, en defensa de su cliente esgrimía argumentos de coimas al SII. Dicho audio revelaba cómo negocios financieros de altas sumas millonarias suelen tejer procedimientos para evadir, eludir impuestos. ¿Qué se puede entender por facturas "ideológicamente" ("farsas") o falsas" que se frecuentan?

La fe pública en las Instituciones no puede estar más mermada e incluso las religiosas… Las voraces dinámicas del desarrollo aparejan a su vez profundas grietas entre los seres humanos, desde las más altas esferas económicas a las más pequeñas, "el fin justifica los medios". Cabe recordar cómo Jesús latigó a los mercaderes del templo… El dinero no sabe de respeto, sabe de los resquicios… "Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios", lo que es de Dios es la humanidad que deshumanizamos, lo sublime de su creación que vulneramos.

"El desarrollo inevitablemente tiene un costo social", tal costo siempre lo sufren "otros"… aparte del desmedro ecológico. Total los humanos estamos para morir hoy o mañana… mientras tanto "comamos y bebamos" que la vida es corta por mucho que la alarguemos…. Cuando prima la economía la democracia se socava o se soslaya.

El dinero es necesario y bien valorado cuando lo atribuimos al logro honrado de nuestras capacidades. Pero también adquiere su propio valor, independiente de quién se lo merezca, es el "don dinero". Lo puede obtener cualquiera: un banco, por herencias, se gane en un sorteo, en un robo, en una estafa. Por 30 monedas se entregó la vida de Jesús…

Es tan efervescente tener dinero, embriaga de poder, en gran medida nuestra vida se juega por el dinero. Los humanos hoy nos definimos por nuestros ingresos, sólo por ellos podemos tener acceso o no a los bienes de la sociedad. Catalogados en niveles socioeconómicos: bajo, medio, alto. La mercantilización de la vida nos subyuga. La más cruda realidad social: el ser humano se justifica como tal en su capacidad de sus ingresos. Existencialmente dicho: Valemos más por lo que tenemos que por lo que somos. ¿La dignidad? Vaporizada.

La mercantilización de la vida todo lo transa y se compra y se vende como la cultura, la educación, la salud. Nuestra sociedad de consumo no es de socios, es de entes, clientes pagadores. ¿Las relaciones humanas? Tanto cuanto sirvan. ¡Un 70% de la población endeudada!

¿Qué tan posible rescatarnos como humanos? Formarnos como seres humanos desde el hogar, también no menos difícil, si un 47 % de mujeres viven solas con sus hijos. Sólo una educación desde el jardín a la universidad donde se desarrollen, primordialmente las conciencias y el hábito del buen convivir podría ganar espacio a esta deshumanización. Educar no para "arribar" al mercado laboral sino para forjar una sociedad donde lo humano no es ajeno. El mundo laboral, de negocios, profesional sea de personas que sirven a personas.

La selección chilena de fútbol cerró ayer el año con el peor arranque que haya tenido en etapas de clasificatorias mundialistas. Una derrota ante Ecuador por la cuenta mínima y que la ubicó en el antepenúltimo lugar de la tabla con solo cinco unidades fruto de un triunfo (ante Perú de local) y un empate (ante Paraguay y Colombia de local), superando solo a Perú y Bolivia.

El panorama es oscuro, porque los equipos que marchan por sobre la escuadra nacional le aventajan por varios puntos y con el nivel de juego exhibido la tarea se hace casi imposible. Ello, pese a que hubo una leve mejoría en el segundo tiempo contra los ecuatorianos, la que no da para ilusionarse.

En este momento es bueno analizar qué ocurrió para llegar a esta realidad futbolística, tras los éxitos de la Generación Dorada. Obviamente, no han surgido figuras de la talla de esos míticos integrantes y el recambio ha sido muy lento.

Esto solo demuestra que el fútbol profesional chileno pasa por una profunda crisis que nace en el seno de su dirigencia. Los clubes, transformados en sociedades anónimas, en su mayoría se han olvidado de la etapa formativa, de aquella que nutre de talentos al fútbol, porque esa etapa significa una importante inversión que no está dispuestos a hacer.

Es un negocio y las utilidades deben caer en manos de los dueños. Salvo contadas excepciones, la constante es cumplir con el reglamento con un mínimo esfuerzo.

Eso ha trabado que los talentos existentes en el país encuentren el terreno fértil donde germinar. Ello explica que muchos emigren a temprana edad y gran parte de ellos fracasen al no madurar en su país.

Si creemos que la actividad es solo negocios no hay esperanzas. Es necesaria una intervención seria y cambiar los actuales paradigmas. Tener una nueva generación dorada es poco probable si no se retoma con seriedad la labor las series formativas, que es lo que corresponde.