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ria de aborto. Puede que con eso hubieras evitado despertar la furia de la presidenta Bachelet, ahuyentar tanto a las mujeres y a los jóvenes. Con cosas sutiles podrías haber obtenido los 7 u 8 puntos que faltaban para tener una nueva Constitución. Pero Republicanos decidió inocular la propuesta de los expertos, que venía más o menos neutra, con las ideas de derecha.
-¿También le habría allanado un mejor camino como candidato presidencial?
-Ahí viene el segundo coletazo. Lo primero es el fracaso electoral. Como Republicanos estaba a cargo es a ellos a quienes hay que cobrarles la cuenta. Pero en segundo lugar, creo que empieza a rondar en la derecha la teoría de que Kast tiene techo, que le hace muy difícil conseguir la adhesión del votante medio. Ese techo se le había identificado en el año 2021 en la segunda vuelta con Boric, pero mucha gente dijo "con voto obligatorio Kast no tiene ese techo". El plebiscito muestra que su figura, su partido y sus ideas tienen el mismo techo. No estoy diciendo que sea imposible para él ganar la presidencial, pero va a tener que trabajar para limar ese flanco.
-¿Quién manda ahora en la oposición?
-Este es el momento en el cual la centroderecha, Chile Vamos o la derecha tradicional, como la quieras llamar, para distinguirla de la derecha sin complejos como le llaman a la de Kast, tiene que tomar el liderazgo. La carta de las 30 figuras criticando a Republicanos ya muestra que ese es el estado de ánimo en la coalición. Si la estrategia hubiera sido menos adversarial hubieran conseguido un resultado favorable. Es el momento para que Chile Vamos se distancie un poco de la figura y estilo de Kast y Republicanos.
-¿Cómo se redibuja el escenario político tras el plebiscito?
-Este resultado nos deja en lo más parecido a un empate. El año pasado se plebiscitó una propuesta que no solo era constitucional, sino que reflejaba el ADN del proyecto político del Frente Amplio. Y fue rechazada. Y ahora el oficialismo estaba asustado porque Chile podía decir que Sí a la de su archienemigo, pero también le dijo que no. Lo que estaba en juego en diciembre era si el partido terminaba 2-0 a favor de la derecha, o si la izquierda lograba empatarlo. No mucho más que eso. La izquierda no estaba en ninguna situación de celebrar una victoria; si celebra es el empate. Esto nos deja en tablas, como se dice en ajedrez.
-¿Un empate es complejo en política? Alguien debe inclinar la balanza.
-Es complejo, pero también entrega ciertos incentivos a los actores para que entiendan cuál es la correlación de fuerzas. Por ejemplo, el Presidente dice que parece que los chilenos han castigado en las urnas dos procesos constitucionales marcadamente adversariales y sugiere que eso debería invitar a los actores políticos a adoptar una actitud más colaborativa. Chile Vamos dijo hace algunos días que iba a tratar de entrar en sintonía e iba a allanarse a ciertos acuerdos en las reformas que propone el Gobierno. Un empate suena como algo donde las cosas no se mueven pero -y hay que ser escéptico con esto-, también puede ser la posibilidad de una pequeña tregua que permita que algunas cuestiones que le interesan a los chilenos vayan saliendo.
-¿En cuáles candidatos presidenciales puede pensar la oposición? ¿Cree que veremos a la alcaldesa Evelyn Matthei de nuevo en la papeleta presidencial?
-El costo obviamente para Kast es mayor, pero Matthei también tiene que hacer su propio control de daños, aunque es menor. Porque su primera intuición fue decir "no me gusta esto, se parece mucho a un programa de gobierno de Republicanos". Dijo que no estaba de acuerdo con lo que se había establecido en materia de aborto, cambio climático, pero no pudo maniobrar mucho más. Es el momento de que demuestre en la derecha que no tiene el mismo techo que Kast. La centroderecha debería unir sus voluntades en torno a Matthei.
-Misma pregunta respecto al oficialismo. ¿Volvió Michelle Bachelet y esa es la apuesta o Carolina Tohá aún tiene algo que decir, o la ministra Camila Vallejo?
-A mí me gustaría ver una primaria entre Camila Vallejo y Carolina Tohá, porque representan el ADN del oficialismo en cada una de sus almas: Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad. Pero no creo que eso vaya a pasar. Me gustaría porque quedarían claros los proyectos y los énfasis dentro de lo que hoy es la izquierda en general. Me parece que Tohá quizá pueda tener mayor chance, sobre todo porque no solo representa al Socialismo Democrático, que quiere recuperar el poder, sino que también a una generación a la que (el desarrollo) les pasó por el lado y nunca les tocó. Ahora, es difícil cuando eres ministro del Interior, no es un cargo que permita lucirse mucho. Pero claro, siempre está la tentación de volver a la casa de los papás, que en ese caso es Bachelet.
-¿Cómo quedan Amarillos y Demócratas en este nuevo escenario?
-Creo que mal. La gracia de sumar a Amarillos y Demócratas en la campaña del A Favor era tratar de preservar parte del mundo centrista que había votado Rechazo el año pasado. Y no lo lograron. De hecho, matemáticamente uno podía decir que no aportaron nada, porque la derecha quedó en su 44% histórico.
-¿Cómo proyecta el 2024 para el oficialismo y la oposición?
-El oficialismo entierra la teleserie constituyente. No imagino a nadie que tenga la voluntad de reflotar ese muerto. Creo que van a tratar de concentrarse en aquellas cuestiones que son más sentidas por la población: orden público y economía. Quizá podríamos vincular otras más emblemáticas como la previsional. Económicamente el próximo año no se viene bueno, pero es menos malo que los que acaban de pasar. Tenemos elecciones municipales a fin de año y va a ser importante ver si el oficialismo logra mejorar la percepción pública. Si tiene un resultado bueno, o no malo, eso obviamente los envalentona pensando en el remate final presidencial. Lo que ha ocurrido en Sudamérica en el último tiempo es que gana siempre el desafiante, la oposición, y la elección siguiente la pierde. Es lo que ha pasado en Chile también. Todo indica que la oposición tiene la primera chance de ganar. En cambio, si el oficialismo termina bien esto no está perdido del todo(...)
(...)Por el lado de la derecha creo que van a tener que hacer esta discusión interna de hasta cuándo y hasta cuánto se puede pactar con Republicanos. ¿Son parte de un mismo a paraguas o no? Van a plantarle cara a Kast o, al revés, asustados porque los sigan funando como una derechita cobarde van a seguir siendo el vagón de cola de Republicanos, que es un poco lo que pasó en la Convención.
-A propósito del contexto latinoamericano que nombra, ¿podríamos esperar algún efecto Milei en Chile?
-Argentina tiene un mapa político bien particular. Milei fue muy exitoso en capturar lo que allá le llaman el voto bronca. La gente no votó por Milei necesariamente porque sean libertarios. Muchas veces en un resultado electoral se da un voto anti establishment, anti algo, que no es particularmente fiel. Vota por ti porque odia al de al lado. Hay que tener cuidado con eso: el que cree que en Argentina ganaron las ideas de la libertad está leyendo mal el resultado. Lo que sí creo que está pasando en toda Latinoamérica, y Chile no es la excepción, es que va a haber un voto bronca. En mayo de este año ese voto bronca lo capitalizó Republicanos… ¡pero mucha de esa gente no votó por el texto de Republicanos en diciembre! La pregunta es quién va a canalizar el voto rabioso.
-Kast, Rojo Edwards… ¿quién podría salir más victorioso en una carrera presidencial?
-Si Rojo Edwards ya hizo la jugada de rebelarse de Republicanos, de encabezar el voto de Rechazo por la derecha, me imagino que la apuesta es presidencial. Si no, no le veo mucho sentido. Y una apuesta presidencial de Rojo Edwards al que afecta principalmente es a José Antonio Kast, a este sector de la derecha dura que considera que Kast no es lo suficientemente duro. En esa competencia las carreras son testimoniales, porque quien gana las presidenciales es quien encarna con el votante medio, no las posiciones más extremas, salvo casos como lo que ocurrió en Argentina. Pero, usualmente, lo que el manual dice es que la presidencial la gana el que conquista el centro, al votante medio. A Kast le conviene ir a primera vuelta con la candidata de Chile Vamos, en este caso Mathei, ganarle por un puntito y después ir a tratar de crear un acuerdo para la segunda vuelta. Eso haría si fuera él.
"El costo obviamente para Kast es mayor, pero Matthei también tiene que hacer su propio control de daños, aunque es menor. Porque su primera intuición fue decir 'no me gusta esto' (la propuesta constitucional".
"El oficialismo entierra la teleserie constituyente. No imagino a nadie que tenga la voluntad de reflotar ese muerto. Creo que van a tratar de concentrarse en aquellas cuestiones que son más sentidas por la población".