La mala noticia para los sin casas
Según estimaciones de distintos organismos, alcanzar la meta de construir 17.400 viviendas al 2026 será una meta imposible. Lo más probable es que llegue sólo a un 20% de lo esperado. Bienes Nacionales poco y nada hace para entregar un ordenamiento territorial completo. Lo hace con un cuenta gotas y eso incide directamente en los proyectos.
El cumplir el sueño de la casa propia en una región como la de Antofagasta, se hace casi imposible para miles de familias de sectores vulnerables, incluso para otras de clase media. Está, sin lugar a dudas, entre las zonas del país en las que se conjugan una serie de factores en contra y que no permiten la existencia de ofertas que respondan a las necesidades de sus habitantes.
El solo hecho e construir ya tiene una carestía extra que obliga a repensar los proyectos, hacerlos más asequibles a un mayor número de personas y ello resta interés en las empresas constructoras. Son pocas las que se deciden a levantar iniciativas a sabiendas de la poca rentabilidad que tendrán.
Los materiales son caros, el valor del suelo está entre los más elevados del país, la escasez de predios (la mayoría en poder de Bienes Nacionales) es patente y lo peor de todo la permisología asfixiante provocan retrasos en el inicio de las obras y en su recepción.
Frente a esa realidad hay aspectos que no se entienden y que son prioritarios para avanzar en el Plan de Emergencia Habitacional (PEH). Si al momento del análisis existe consenso en que se deben unir esfuerzos para salir de este modo deficitario y apoyar a miles de chilenos que requieren de un lugar digno para desarrollar su vida, este no se concreta en la práctica.
Los municipios funcionan a un ritmo que no se condice con la urgencia. La burocracia y la exigencia de trámites hace que todo tarde meses en su inicio y la recepción igualmente.
Bienes Nacionales poco y nada hace para entregar un ordenamiento territorial completo. Lo hace con un cuenta gotas y eso incide directamente en falta de información para diseñar proyectos.
Las comunas de las región necesitan acciones y no solo buenas intenciones. Son ausencias que se lamentan.