Como es costumbre en cada verano, el Balneario Municipal de Antofagasta vuelve a contar con una gran afluencia de público en sus inmediaciones. Sin embargo, más allá de estar habilitada para el baño, el lugar manifiesta algunas falencias en su funcionamiento, relacionadas mayormente con la falta de baños públicos y la mantención de la higiene en sus alrededores.
Los visitantes que acuden habitualmente a la playa señalan que la situación sanitaria en general ha mejorado en comparación al año pasado, cuando se llegó a la clausura del balneario por la filtración de aguas servidas. Se indica, por ejemplo, el mejor funcionamiento de las duchas ubicadas a una orilla del lugar y mayor constancia en el retiro de basura. Sin embargo, la ausencia de baños por parte de la Municipalidad complica la estancia de muchos veraneantes.
"Aquí la gente que viene trata de ocupar el baño del McDonald's o los del sector de las canchas de Las Almejas. Pero no dan mucho abasto con la cantidad de gente que viene", señaló Patricio Pizarro, visitante de la playa.
"La playa está bien este año. Las duchas estaban fétidas el año pasado. Ahora está todo limpio, y sacan de forma constante la arena, lo que impide que se tape. Lo que nos afecta es que justamente no haya baño, aunque como el balneario cambia de gente durante el día, uno normalmente programa su tiempo y después se usa el que hay en la casa", dijo por su parte Karina Mardones, otra usuaria del balneario.
Alternativa
Durante la semana pasada se generó una controversia en torno al edificio adyacente al balneario, cuando el senador Pedro Araya (PPD) denunció el funcionamiento de parte de sus locales comerciales, pese a que el inmueble había sido clausurado en marzo por razones sanitarias. Entre los lugares abiertos al público pese a esta situación están sus baños, en donde se cobra $500 por su uso.
El encargado de administrar el servicio es Roberto Santander, quien manifiesta un trato injusto por parte de la Municipalidad de Antofagasta y siente que tiene el derecho a abrir el local, además de indicar la necesidad del servicio ante el riesgo sanitario que implica la falta de éste para la playa.
"Aquí son varios locatarios los que tienen un arriendo de explotación comercial con la municipalidad. Y esta nos está negando el permiso de trabajo. O sea, están los contratos vigentes, correspondientes a lo que es la explotación comercial, ya sea del baño o de cualquier local, pero ellos no entregan la patente. En mi punto de vista, nos estafaron, porque tenemos un contrato y no nos trajeron nunca los permisos. Es algo que se está peleando en la justicia", explicó Santander.
Ante eventuales fiscalizaciones aseguró: "La Seremi de Salud tiene que velar por la salud de las personas. O sea, ¿Es más saludable que la persona haga sus necesidades en la calle o en un baño? Yo creo que ella no va a cerrar porque sería incongruente. La gente huele el olor a orina alrededor. Es cosa de darse una vuelta por la playa y está sucio porque muchos hacen sus necesidades en el agua".
Autoridades
Desde la Seremi de Salud asegura seguir de cerca la situación, e indican al funcionamiento del Balneario Municipal como una de sus mayores preocupaciones por el uso intensivo de sus instalaciones por parte de la comunidad. Con eso en mente, se contestó un requerimiento de fiscalización por parte de la municipalidad a inicios de mes para aclarar el estado del edificio tras su clausura.
"En ese oficio solicitamos antecedentes al municipio en torno al actual funcionamiento del balneario municipal, operatividad de los baños de uso público, locales de alimentos autorizados y envío de certificación de los últimos trabajos de limpieza del sistema de alcantarillado. En base a los antecedentes que entregue el municipio, se determinarán las acciones a seguir para proteger la salud de la población", indicó la seremi de Salud (S), Leonor Castillo.
El Mercurio de Antofagasta intentó comunicarse con la Municipalidad de Antofagasta para tratar esta problemática, sin recibir respuesta al cierre de esta edición.
"Lo que nos afecta es que justamente no haya baño (...), uno normalmente programa su tiempo y después se usa el que hay en la casa".
Karina Mardones, Veraneante, en el Balneario Municipal