Todos esperaban y todos tenían expectativas con la nueva estructura regional que consideraba la elección democrática de la figura de los gobernadores regionales, porque esto iba provocar descentralización, mayor identidad, que los vecinos pudieran ver que el desarrollo iba a ser equilibrado en las mismas regiones y para cada una de las comunas, sin embargo, la elite política de Santiago tiene el poder total, así no avanzamos.

Esto no deja de ser más que un sueño, donde la concentración del poder, la burocracia, el centralismo y el exceso de poder de la figura uni personal del Presidente de la República y su replica que se quiso instalar en las regiones con los gobernadores.

Lo anterior porque cumplidos 3 años de la labor, la figura de los gobiernos regionales, solamente se pusieron a disposición del Gobierno de turno, de sus llamados y sus necesidades, quisieron ser reyes en una monarquía que no existe,

Lo que existe en nuestra región son problemas de delincuencia, inseguridad, vivienda, salud entre muchas otras necesidades.

Lo único claro es que hasta el momento no ha habido ningún avance en descentralización, es más, han aumentado las exigencias para poder obtener y desarrollar los proyectos debido a que luego de los problemas con el caso fundaciones que afectó la credibilidad pública, solo perdimos las regiones. Hoy en la circular N°20 del ministerio de Hacienda, establece indicaciones, restricciones y que evitan que el desarrollo de las regiones sigan conforme a lo que requieren cada uno de las comunas y vecinos de la zona. Esto provocó un mal mayor en la descentralización. Los gobernadores no han tenido el pulso ni la capacidad de negociación con el Gobierno, para poder dar rienda suelta a la descentralización que se necesita, donde gradualmente y, poco a poco, se desarrollen las comunas según las necesidades y a las variables y diferencias que tienen cada territorio y sin embargo, hoy nos encontramos con estas restricciones.

Es necesario reflexionar para que esta figura, que es tan importante, pero que si se enlaza en las necesidades centralistas, termina con la descentralización y termina con los sueños y expectativa que tiene la comunidad.

No se ha podido aportar más allá de lo que habitualmente se hacía, debido que no se han obtenido las herramientas necesarias para que se tomen decisiones de acuerdo a cada realidad, en términos simples, seguimos igual en gasto pero con más restricción.

La comunicación por parte de la Contraloría Regional del inicio de una investigación especial en la municipalidad de Antofagasta y en la Corporación Cultural de Antofagasta, respecto a eventuales irregularidades en el uso de los recursos transferidos a dicha corporación para la ejecución de las actividades del "Festival de Antofagasta 2023", parece ser el corolario de un verano inédito en el quehacer antofagastino.

Independiente del color de la administración municipal del turno, las actividades programáticas y recreativas ordenadas entorno al aniversario de la ciudad constituían una buena oportunidad para el gobierno comunal para proveer a la comunidad bienes artísticos o culturales que, en otros contextos, resultaban de difícil acceso para la mayoría del público antofagastino.

Ello no solo apuntaba a la realización de un festival con figuras artísticas de primer orden, sino a un conjunto de actividades que complementaban el aniversario y que posibilitaban la participación y uso del espacio público por parte de la comunidad. Quizá ahí radique una de las principales deudas en el frustrado festival del 2024.

En un momento en que los principales problemas explicitados por la ciudadanía son los asociados a la inseguridad y la ocupación irregular del espacio público, eventos artísticos gratuitos permiten justamente, recuperar el sentido comunitario y la revalorización de infraestructura pública. Un ejemplo de ello, constituyeron las presentaciones de la orquesta sinfónica juvenil y de bandas locales organizada por la Delegación Presidencial en plaza Sotomayor.

De cualquier modo, el acento en el uso del espacio público aparece como otra herramienta en la recuperación de la sensación de seguridad en centros urbanos y barrios de la ciudad, y las autoridades comunales tienen las herramientas para propiciarlos cumpliendo los estándares del buen uso de los recursos. De otra formas, las oportunidades perdidas se seguirán repitiendo desafortunadamente.