Desarrollos
Ser emprendedor no es definir a una persona. Es definir un estado mental para quienes quieren cambiar el futuro. Bajo dicho estado mental nació Internet, proyecto que arrancó con financiamiento de la Defensa de los Estados Unidos.
Si la memoria no me traiciona, el famoso HTTP es un protocolo de comunicación para la red de interconexión entre sistemas abiertos. Define tipos de solicitudes y respuestas. Por ejemplo, cuando se desea ver algunos datos de un sitio web, se despacha la solicitud HTTP GET. Fue creado por el laboratorio europeo CERN, en Ginebra, donde está el gran colisionador de partículas. Fue un proyecto de Estado.
El GPS que actualmente ocupan los autos nació gracias al dinero que puso el mismo departamento estado-unidense que creó la Internet. Pero las baterías de ion-litio surgieron en el Departamento de Energía de dicha nación.
Se admira la riqueza de Steve Jobs, quien habría creado el iPhone en un garaje particular y casi por mérito personal, bajo condiciones muy difíciles, pero su pantalla multitáctil había sido desarrollada por la Universidad de Delaware con dinero público de la Fundación Nacional para la Ciencia, de igual manera a como Zuckerberg, de Facebook, hackeó la Intranet creada por la Universidad de Harvard.
Entonces resumo que muchos de los actuales productos, como las pantallas plásticas doblables, son artículos generados por estados emprendedores que subsidian el nacimiento de tales avances, tal cual hoy ocurre con la energía eólica, solar, mareomotriz o térmica.
El actual crecimiento tecnológico asiático no es producto de iniciativas privadas, sino de una gestión sistémica en que los estados provocan el avance de su ingeniería a través de las empresas previamente existentes.
En su momento, CORFO fue la gran creadora de empresas estatales para beneficio y satisfacción del crecimiento chileno.
Finalmente añado un antecedente distante de la tecnología, pero sí próximo al soporte económico que requieren los países para avanzar. En EE.UU., al igual que en Chile, en su momento fue el estado quien evitó que los bancos quebraran y con ello se acabara el financiamiento a la actividad productiva de la nación.
Por Gustavo Tapia Araya, docente y literato
Linterna de Papel