El detalle
Martín Bretón O. , Magister en Política Educacional
El verdadero amor, aunque el romanticismo nos haya brindado otra visión, no se demuestra por grandes gestos, por devociones heroicas, por sacrificios espectaculares, grandilocuencia verbal o exageradas demostraciones sobreactuadas, que en ocasiones resultan de incluso, un denotado "mal gusto", sino por gestos en ocasiones incluso pequeños, pero plasmados de ternura e imaginación. Es por eso mismo que se denominan con total acierto como, "detalles".
El detalle, es en otras palabras una cortesía, una delicadeza, un gesto de finura, una prolijidad singular; podríamos definir el detalle de un sinfín de formas, lo ideal, mis estimados lectores, es lograr entender que, honestamente, cada día los detalles no están formando parte de nuestro diario vivir, por el contrario, una persona que es "adicta" a detalles es a diario más escasa.
En lo personal me llama la atención como cada vez nos acostumbramos más a vivir sin detalles de ningún tipo. En ocasiones llegando a ser tremendamente indiferentes a todo. Es un signo, lamentablemente, del que nuestra sociedad está siendo invadida por el desgano y frialdad social, lo cual sin duda carcome la buena convivencia y todo tipo de consideración, sin darnos cuenta que un detalle, un pequeño detalle inteligente y sincero, puede llenar más el corazón de cualquier ser humano, que el más espléndido de los regalos.
En muchas ocasiones sin duda alguna, todos nosotros hemos sido objeto de algún detalle que nos ha hecho tan felices y después analizándolo nos damos cuenta que ese singular detalle, ha producido en nuestro ser un verdadero "acontecimiento existencial".
Lo increíble de los detalles, es el hecho que las personas pensamos, equivocadamente, que para que un detalle sea efectivo es necesario que funcione bien la "billetera", en consecuencia, que hay detalles que ni siquiera requieren de una cuestión de dinero. ¡Como si no hubiera en la vida mil formas de tener detalles, sin recurrir o reducir todo al petrificante materialismo! Siempre afirmo que las "cosas materiales" no saben que existimos. ¿Será posible que el lapidario consumismo, la casi religiosa devoción a las "objetos de marcas", una abultada tarjeta de crédito, el suntuoso vehículo que a diario se utiliza, condicione el hecho de hacer objeto de un detalle a nuestros seres queridos, amigos y personas en general? Cuan equivocados estaríamos sí así lo pensamos. El detalle, es como su nombre lo indica, algo sutil e insondablemente generoso en lo profundo de la humanidad de cada uno.
Los detalles nos retratan a cada uno, nos muestran como somos y actuamos como personas a diario. En la vida cotidiana hay mil razones para dejar un detalle con quienes convivimos las horas de nuestra existencia.
Caminamos a diario al lado de cientos de personas, todos inmersos en sus afanes, sin embargo, no olvidemos un detalle, reitero, en más de una ocasión ese "simple" detalle hará la diferencia de ese día y lo hará único, no exagero.
Tal como dice una canción, "La vida está hecha de detalles…"