Educación y Valoración del Profesorado: Un Compromiso Inquebrantable
Marcos Cikutovic Salas , Rector Universidad de Antofagasta
En un país donde la educación es vista como un motor de desarrollo y progreso, es fundamental reflexionar sobre el valor que otorgamos a quienes forman las mentes del mañana. El reciente caso de la profesora Katherine Yoma, quien lamentablemente perdió la vida luego de enfrentar graves dificultades en su labor docente, nos confronta directamente con la realidad que viven muchos educadores en Chile.
La relevancia del profesor como pilar esencial en la formación de las próximas generaciones es innegable. A diario, los educadores se enfrentan a una variedad de desafíos y problemáticas en su labor, demostrando un compromiso y dedicación inquebrantables. No obstante, este esfuerzo se ve oscurecido por las circunstancias adversas que a menudo enfrentan, las cuales no reciben la atención debida. Los recientes acontecimientos nos conmueven profundamente y nos exige reflexionar acerca de la calidad en la formación docente y la urgente necesidad de revalorizar esta noble profesión.
Desde la Universidad de Antofagasta, y particularmente desde nuestra Facultad de Educación, reafirmamos nuestro compromiso con la formación integral de los futuros docentes. Reconocemos que la calidad en la educación no solo se mide por los conocimientos transmitidos, sino también por la capacidad de los educadores para fomentar un ambiente de respeto, diálogo, pensamiento crítico y convivencia pacífica en las aulas.
Es crucial que la formación del profesorado abarque tanto aspectos técnicos como una profunda reflexión sobre el rol social del educador y las herramientas necesarias para abordar situaciones complejas como la violencia y el acoso escolar. En nuestra universidad, nos dedicamos con empeño a equipar a nuestros estudiantes con las habilidades y el conocimiento necesario para enfrentar estos desafíos de manera ética y efectiva.
Los hechos acontecidos, tanto en nuestra región como en otras ciudades de Chile, ponen de manifiesto la importancia de contar con protocolos claros y efectivos para prevenir y abordar situaciones de violencia en las escuelas. Es fundamental que la protección de la integridad física y emocional de los educadores sea considerada como una prioridad absoluta.
Asimismo, es fundamental repensar el papel de los distintos actores en la comunidad educativa, incluyendo a los apoderados. La participación activa y responsable de los padres y madres en la formación de sus hijos es esencial para promover una cultura de respeto y colaboración en las escuelas. No podemos permitir que intereses particulares o privilegios económicos prevalezcan sobre el bienestar colectivo.
En estos tiempos turbulentos, donde la polarización y el antagonismo parecen ser moneda corriente, es más importante que nunca cultivar la capacidad de reflexión y el diálogo constructivo como sociedad. Nos encontramos divididos en posiciones extremas, incapaces de encontrar puntos de equilibrio que nos permitan llegar a acuerdos significativos para el bien común. La falta de empatía y comprensión hacia las necesidades y preocupaciones de los demás solo perpetúa la discordia y la injusticia.
Como institución de educación superior del estado, nos comprometemos a poner a disposición todo nuestro conocimiento y experiencia en materia educacional para colaborar con los distintos actores involucrados. Es imperativo trabajar en conjunto para garantizar que ningún profesor se sienta desamparado en su labor. Esto implica establecer mecanismos efectivos de prevención y protección, así como fomentar una cultura de respeto y reconocimiento hacia los educadores. Solo a través de un esfuerzo coordinado y comprometido podremos crear un entorno seguro y propicio para el desarrollo integral de todos los docentes.
En última instancia, debemos recordar que la educación no solo consiste en transmitir conocimientos académicos, sino en formar ciudadanos íntegros y solidarios. Únicamente mediante el respeto mutuo y el compromiso con los valores democráticos podremos construir una sociedad más justa y equitativa, reafirmando nuestro compromiso con una educación de calidad y el respeto hacia quienes la hacen posible cada día: nuestros queridos maestros.