Si hace unas semanas, el debate en torno a los militares era su rol para potenciar la seguridad en las calles, hoy nuevamente son parte de un nuevo debate del que también no son protagonistas porque no lo han pedido, pero que nuevamente pone en entredicho su labor: el de las elecciones.

Desde ciertos sectores, incluida la posible candidata presidencial Evelyn Matthei, se ha instalado la idea de un posible fraude si los próximos comicios se hacen en dos días, lo que ha encendido el análisis dado que no se han presentado pruebas claras de que aquello ocurra y corresponden a suposiciones.

Lo que ocurre es digno de una chacota. Se pone un manto de duda en un proceso, en circunstancias que uno de los orgullos del país son sus elecciones, y salpica de forma indirecta al Ejército, dado que se encargarán de resguardar las urnas en caso que se apruebe la idea de votar sábado y domingo.

¿Acaso se está diciendo que los militares cambiarán los votos? ¿acaso dejarían entrar a personas a los colegios? ¿acaso podría ingresar una turba y que los militares no sean capaces de controlarlo?

Cualquiera estas opciones es nefasta y terminan dejando a los militares como el "jamón del sandwich" de polémicas que en nada aportan. Aunque suene increíble desde izquierda -distanciada históricamente a las Fuerzas Armadas- a la derecha se han hecho un festín con la institución.

Para ahondar en el tema es bueno preguntarse ¿si se pone entredicho de forma indirecta su labora qué confianza hay para resguardar la infraestructura crítica, como se ha planteado?

Por respeto a quiénes cuidan las urnas y porque no hay antecedentes de fraude en la última elección que se hizo en dos días (gobernadores, alcaldes y constituyentes en abril de 2011), la elección debería ser en dos días y al que no le gusta, puede ir a cuidar las urnas desde fuera de los colegios sí porque para esos están los militares.

Es otro día, pero tú no estás. En tu viaje postrero ya no hay nubes porque la luz no entra en el azul de un destino deshecho y lo que se recoge es solo vapor, dolor, rabia y sueño perdido. ¿Por qué las vidas se deslizan en ese miedo imprevisto donde nada cabe? En la última soledad solo arde el misterio y el dolor, mientras, otros, en su polarización extrema y sorda no dejan abrir tiempos ni espejos.

A un paso de abordar lo más elocuente, somos seres que maleamos y herimos a otros sin que ningún ojo o corazón humano pueda iluminar lo que se debe hacer. Para una persona, la muerte es la congoja y la angustia postrimera. Para la profesora Katherine Yoma, un sacrificio extremo bajo el sol de un territorio insensible. Tal vez, los que desdeñaron tus ideas, en el enredo de la actual transgresión de la vida cívica personal e institucional, tengan un atisbo de "mea máxima culpa" si es que llegan al confíteor, si es que llegan a visualizar una conciencia de agonía encadenada. Que tu sombra tenga paz y busque otros valles donde el eco de la gloria humana vuelva a tejer lo que exploraste con tanto afán en tu alma y en este caminar aquí en la tierra.

En esa ansia de verdor eterno, de juventud dejada aquí en la tierra, quiero señalar lo que debe perdurar en ese fuego del reclamo justo sin perdernos en lo que acude a nuestro tiempo, memoria y advertencias. Cuando nos merma el silencio del mundo, muchas veces, no tenemos opción ante el desgarro y el torvo y desatado abandono. Aquí importaba solo la persona, la mutua primavera encaminada, el apoyar la vida de enseñante o sostener la luz de la formación dando valor a la palabra.

Pero, todo prosigue igual, dicen algunos, y lo que parece imposible en el quehacer educativo se puede transformar en un ímpetu naciente. Sin embargo, nuestra monotonía nos envuelve en desmemoria. Y en poco tiempo más volverá la historia repetida. Aún falta que el cielo rojo del norte, encendido en el aire, y sentido con el sueño de los que ya no están, encuentre su regazo en otra luz, en otras voluntades donde nadie niegue el torbellino dulce de la vocación, el mundo mejorado en la jornada y la pureza de ser persona acompasada en la sensibilidad de colocarnos en el lugar del otro siendo incapaces de pasar indiferentes antes las cosas.

En lo inconfundible de la pasión por resolver las imposiciones de una sociedad cuyas injusticias nos hieren, de manera permanente, la inclinación a romper amarras es profunda y desgarradora, a la vez, en ciertas almas. Tal vez la mirada, tal vez, el ademán; tal vez, la mano, tal vez, la palabra; tal vez, el grito, tal vez, solo el aire que exhalan nuestros labios: "Cálida voz extinta, sin la pluma que opacamente blanca la vestía, ráfagas de su antigua melodía, levanta arrebatada entre la bruma; siempre joven, su voz oscilará y seguirá en su eco, en la resistencia clara de quien alumbra la osadía".

La implementación de herramientas digitales en la industria minera ha experimentado un cambio significativo en los últimos años. Lo que antes era un desafío considerable, ahora se ha convertido en una necesidad urgente, especialmente a raíz de la pandemia que ha acelerado su adopción como parte integral de la transformación digital. La minería, como uno de los pilares de nuestra economía, requiere una infraestructura tecnológica sólida para optimizar sus procesos, incrementar la eficiencia y garantizar la protección del medio ambiente.

Sin embargo, a pesar de los avances tecnológicos, todavía enfrentamos desafíos importantes. Uno de ellos es la reducción de los costos operativos, así como la atracción de talento especializado y la implementación de sistemas avanzados de analítica, todo ello en un entorno seguro.

La inteligencia artificial se ha posicionado como una herramienta crucial para acelerar el análisis de datos y la toma de decisiones en la industria minera. La adopción de herramientas analíticas avanzadas no solo permite recopilar y procesar información de manera eficiente, sino que también convierte esos datos en un activo valioso para mejorar la productividad y la rentabilidad del negocio.

Por otro lado, la ciberseguridad industrial desempeña un papel fundamental en la protección de los datos, procesos y equipos de las empresas mineras. Soluciones como EcoStruxure, habilitadas para el Internet de las Cosas (IIoT), no solo maximizan la eficiencia del proceso, sino que también añaden un componente crucial de seguridad cibernética, garantizando así la integridad de las operaciones.

Es esencial que la transición hacia la digitalización y la implementación de herramientas de analítica avanzada vayan acompañadas de una cultura de ciberseguridad robusta. Además, la capacitación y el entrenamiento del personal son igualmente importantes en este proceso. La simulación y el uso de tecnologías como los gemelos digitales y la realidad aumentada permiten proporcionar una formación efectiva y realista, sin necesidad de que los empleados estén físicamente presentes en la planta.

En última instancia, la adopción de tecnologías avanzadas y la integración de la analítica de datos son fundamentales para el futuro de la industria minera. Este camino hacia la innovación no solo implica mejorar la eficiencia y la seguridad, sino también transformar radicalmente la manera en que concebimos y llevamos a cabo la extracción de recursos. Es un llamado a la acción para abrazar el potencial de la tecnología y el talento humano en pos de una minería más sostenible, más segura y más eficiente. Solo así podremos avanzar hacia un futuro donde la minería no solo sea una fuerza económica, sino también un pilar de progreso y respeto por nuestro planeta.