Esta semana, Carabineros volvió a concretar un decomiso de droga en la región de Antofagasta, con 270 kilos de marihuana y 60 de pasta base, procedimiento que dejó un detenido.

La policía uniformada ha dado una serie de golpes que son tan alentadores, como preocupantes. Primero, por el daño infringido a las bandas delincuenciales, pero inquietante porque el ingreso de sustancias ilícitas al país no parece tener final.

Esto sólo puede explicarse en el hecho de que Chile es el país latinoamericano más atractivo por la cantidad de consumidores y el precio pagado por los estupefacientes.

Solo carabineros ha capturado 12 toneladas de estupefacientes durante el año.

El poder y dinero que maneja el narcotráfico es inmenso, a lo que suma un creciente poder de fuego. Las bandas delincuenciales se han ido tomando espacios en distintas ciudades y Antofagasta y Calama, no son la excepción.

Hechos ocurridos durante las últimas semanas, con masivos procedimientos policiales en varios campamentos, asesinatos, posesión de armas y drogas, confirman la existencia de un problema frente al cual no puede haber contemplaciones.

La autoridad política y policial deberán tomar decisiones complejas, pero está quedando claro que el Estado debe hacerse presente en los campamentos, ingreso que debe hacerse con todo el poder del Estado de Derecho y esto incluye abrir calles, sacar a todas las viviendas en peligro y a los ciudadanos que se encuentran en situación irregular, están relacionados con el hampa o sean buscados en sus países de origen.

Al mismo tiempo, debe hacerse con acompañamiento social, única forma de ayudar a la mayoría de las personas que no están allí por opción, sino por necesidad, pero entienden que se trata de una situación coyuntural.

Como es sabido, la Ley Orgánica de Municipalidades entrega a estas instituciones la importante labor de administrar las comunas. Su artículo primero establece que son corporaciones autónomas de derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio propio, cuya finalidad es satisfacer las necesidades de la comunidad local y asegurar su participación en el progreso económico, social y cultural de las respectivas comunas. Agrega su artículo segundo que están constituidas por el alcalde y por el Concejo.

Su artículo cuarto dispone que deben desarrollar funciones relacionadas con la educación y la cultura, la salud pública y protección del medio ambiente, las asistencia social y jurídica, la urbanización y viabilidad urbana, la construcción de viviendas sociales, el transporte y tránsito público, entre otras.

Para cumplir con todas estas labores la Municipalidades cuentan con grandes recursos económicos previstos en su Ley Orgánica y los que obtienen con los convenios que celebran con los Gobiernos Regionales o los distintos Ministerios de nuestro país.

En el caso de la Municipalidad de Antofagasta para cumplir con sus funciones cuenta con alrededor de 5.000 funcionarios propios del Municipio y de las Corporaciones de Desarrollo Social y de Cultura. Ante esta enorme envergadura resulta muy importante que los ciudadanos tengan conciencia de la importancia de elegir a muy buen alcalde, al igual que muy buenos concejales comunales, que tengan la preparación necesaria y cabal conocimiento de las labores que deberán asumir. Que no se trata de asumir estos cargos para "repartir la torta" entre sus partidarios, sino que de emplear los recursos que se pondrán a su disposición para dar cabal cumplimiento a las finalidades antes señaladas logrando con ello que nuestra querida Antofagasta sea cada día un lugar más grato para vivir y trabajar. Ya tenemos tristes ejemplos de autoridades edilicias que no entendieron lo anterior y terminaron siendo condenados por la Justicia Ordinaria.

Por otra parte, los futuros Concejales deben tener claro que sus labores no son las de un "circo romano", entorpeciendo las labor del Alcalde, como se suele leer en la prensa regional. Ellos deben aprobar, modificar o rechazar las propuestas del alcalde con argumentos sólidos y estudiados y no con argumentos "populistas". Sus labores de fiscalización de los actos del alcalde las deben cumplir con sobriedad, prudencia y con pruebas contundentes.

Lo peor que puede pasar con la función de control es llegar al extremo de paralizar la administración del Municipio, con los cual creen que obtienen dividendos a su favor para sacar del cargo al jefe comunal. Espero que la ciudadanía sepa elegir a buenos alcaldes y concejales en las próximas elecciones del mes de Octubre