Hace años, cuando empezábamos a soñar con el Instituto de Tecnologías Limpias (ITL), teníamos una misión clara: que Antofagasta fuera el corazón de la investigación y el desarrollo tecnológico en minería y energía para el país. Desde el principio, impulsé esta visión y le pedí personalmente al ex Presidente Sebastián Piñera que este proyecto se quedara en nuestra región y no en Santiago. Antofagasta merecía ser más que una ciudad proveedora de recursos; queríamos que fuera una incubadora de innovación y conocimiento, y el ITL era la apuesta perfecta para lograrlo.
Hoy, sin embargo, nos encontramos en un nuevo estado de incertidumbre, luego del dictamen de la Contraloría que cuestiona la adjudicación del ITL y retrotrae el proceso a su inicio. El camino que inició Corporación de Fomento, CORFO, en 2019 para establecer este centro de innovación hoy enfrenta otro obstáculo que amenaza con alejarnos aún más de ese sueño de desarrollo regional.
La decisión de la Contraloría General de la República, que cuestiona la transparencia y la libre competencia del proceso, no solo representa un retroceso en lo administrativo; también es un golpe a los miles de antofagastinos que ven cómo los proyectos en nuestra región siguen estancándose o desviándose hacia la capital.
¿Por qué es tan difícil que Antofagasta sea vista como algo más que una región de recursos naturales? ¿Por qué, cuando tenemos una oportunidad única para liderar en tecnologías limpias y energías renovables, nos vemos frenados por conflictos administrativos que parecen interminables?
La incertidumbre que este fallo genera afecta a nuestros trabajadores, investigadores y jóvenes que veían en el ITL una posibilidad real de crecimiento y empleo. Además, con la crisis climática en auge, el país necesita urgentemente soluciones innovadoras en tecnología y energía limpia, y el ITL debía liderar esa transformación.
Sin embargo, cada retraso, cada disputa y cada paso en falso no solo impacta a Antofagasta, sino también al futuro energético y tecnológico de todo Chile.
Es hora de que se tomen decisiones firmes para que Antofagasta sea respetada y apoyada en su rol de líder en tecnologías limpias. Como senadora por esta región, no descansaré hasta que este proyecto se concrete aquí, en el lugar donde siempre debió estar, sin importar los intereses centralistas que han intentado arrebatarle esta oportunidad.