"Soy admirador del rol que tuvo
En la primera mitad del siglo XX, específicamente en 1918, comenzó a operar una nueva oficina salitrera en lo que es ahora la Región de Antofagasta.
Así es , emplazada en medio del Desierto de Atacama, a 180 kilómetros al noreste de Antofagasta, levantaron la oficina José Francisco Vergara o como algunos la denominaron 'La República Independiente de Vergara'.
Esta salitrera llevó el nombre del ingeniero, escritor, político y quien fuera el ministro de Guerra y Marina durante la Guerra del Pacífico, José Francisco Vergara.
Es así que en este inhóspito desierto, miles de chilenos y chilenas hicieron patria para obtener el 'oro blanco' que llegó a todos los rincones del mundo.
Muchos describieron a 'Vergara' com una flor en medio de las salitrera Coya Sur por el norte y Pedro de Valdivia por el sur en denominado Cantón Toco.
Uno de aquellos hombres que doblegaron la mano del destino es Aníbal Villegas López .
Tal como él se describe, 'vergarino' neto. Un pampino de corazón e incansable admirador del rol de la mujer de la pampa, en lo que fue la grandiosa historia de la producción del 'oro blanco'.
En este contexto, este pampino nacido el 20 de septiembre de 1954, y tal como lo recalca, "en la República Independiente de Jose Francisco Vergara. La mejor oficina salitrera, la más bonita y donde vivía la gente más hermosa de espíritu y de alma de toda la pampa salitrera".
Lo recuerda como si fuese ayer, el día cuando asistía a la Escuela N° 14 de 'Vergara' para "iniciar mi tortura diaria, los estudios", recuerda con nostalgia y marcada sinceridad .
Es que siempre fue un niño inquieto e intrépido en sus decisiones, y a temprana edad ya tenía claro, que el estudio y él no tendrían mucha amistad, más bien serían conocidos.
"Seré sincero. En la escuela misma yo estudié hasta octavo básico. Luego, con el paso del tiempo, logré sacar mi enseñanza media. A lo largo de mi vida, todo lo he aprendido en la práctica. Para todo lo que sé, he sido autodidacta. Las ganas de aprender, en vez de estar encerrado en una sala de clases, me superaban. Por lo que un día decidí no ir en contra de lo que sentía y dejarme llevar. No me equivoqué. En absoluto. Estoy orgulloso de quién soy y cómo te llegado a serlo", comentó.
En este sentido, relevó un aspecto importante en la historia de la pampa salitrera: "Me resulta incomprensible tanto egoísmo de parte de todos quienes vivimos en la pampa, al hacer oídos sordos y los ciegos ante el merecido reconocimiento y puesta en valor que merece la mujer pampina", explicó.
¿Qué lo vincula a la pampa calichera?
-Es una respuesta simple, pero a la vez, envuelve un sinfín de emociones. A la pampa me vincula todo. Cómo se lo mencioné anteriormente. Todo lo que soy se lo debo a mi madre, Eliana López Salfate, y mi abuelo, Ernesto López Vergara, un verdadero ejemplo de cómo ser un buen hombre y cómo eso te lleva a ser valorado por tu entorno.
Mi madre crió a cuatro hijos y a un quinto que lo sumó, un primo nuestro. Mi abuelo, un ser humano único y querido por todos en la pampa. Pero debo reconocer que esa doble función pudo jugar en contra de mi poca cercanía a los estudios. Pero, como se dice, no hay mal que por bien no venga. Observando a mi madre y abuelo, y lo responsable que fueron en la puntualidad, ese fue el punto de inflexión en mi vida. Nunca, pero nunca llegué atrasado a mi trabajo, por el contrario, siempre estaba antes que todos.
¿Qué recuerdos guarda de 'Vergara'?
-Los paseos al río Loa. Qué paseos aquellos. Cómo olvidar como pescábamos truchas. Vaya que salían truchas. Pasábamos el fin de semana completo en el río Loa. Y partíamos sin nada que comer, pues sabíamos que el río no proveería. Esta abundancia guardada tras de sí un secreto que revelaré en este momento. Pescábamos harto porque, en complicidad con los adultos, realizamos la captura con explosivos. Nosotros los niños arrinconamos las truchas y los adultos las detonaban. Luego nos tocaba recogerlas y pasarlas para que fueran cocinadas.
¿Qué añora o extraña de las salitreras?
-Aquí me quiero detener y ser bien directo. Qué más debemos esperar para reconocer a la mujer pampina. Los hombres y sus familias no hubiesen sido nada sin el apoyo y la fuerza de estas mujeres. Mujeres valientes e incansables. Recordemos que en esa época las familias eran numerosas, y no me refiero a tres o cuatro hijos. Me refiero a siete o muchos más hijos. Quién celaba por ellos, la mujer.
Es por eso que aprovecho esta instancia de felicitar a todos quienes están rescatando el patrimonio de la pampa. A ellos también les pido reconocer a la mujer pampina, un ejemplo de mujer. Es necesario hacer este reconocimiento en todo momento.
la mujer pampina en las salitreras y es necesario no olvidar este legado"
Aníbal Villegas López: