Aún estamos a tiempo de corregir
El país tiene una opción de dar un salto, pero pasa por conseguir un gran acuerdo nacional que concite un camino posible hacia el desarrollo, sin demagogia. No es posible que nos hayamos alejado tanto del sueño posible, realidad en la que la actual administración es un gran responsable del deterioro de la convivencia y los acuerdos.
Estas últimas semanas se han consolidado varios cambios a nivel de municipios y gobernaciones regionales y ya nos preparamos para un 2025 que será caracterizado por las elecciones presidencial y parlamentaria.
Vale decir, serán meses marcadamente políticos, donde el país parece acercarse más a la moderación que al proceso de captura protagonizada por los extremos de izquierda y derecha.
Es muy probable que la lectura principal de lo anterior se vincule con los pobres resultados de la administración del Presidente Gabriel Boric, en cuyos tres años no parece haber mejorado sustantivamente ningún indicador, ni tampoco se han desarrollado políticas que corrijan o mejores algunos de los ítemes necesarios para recuperar el potencial extraviado del país y con ello acercarnos al desarrollo.
Un gobierno bastante improvisado, ciertamente heredero de una administración que concluyó muy mal con el estallido social y la pandemia y que solo ha ofrecido un puñado de políticas que pudiendo ser populares no son necesariamente lo mejor para Chile. Esto solo podría explicarse por el recurrente equivocado diagnóstico de cómo funcionan las cosas en la sociedad, en la empresa, en la política y en el mundo real.
Lamentablemente, el país ha hecho cosas muy poco interesantes en la última década, lo que implica que continuamos con la inercia de los 90 e inicios de 2000, lo que es insuficiente para enfrentar lo que viene.
Chile está en un punto en el que ya no puede perder más el tiempo y aunque suene majadero e iluso, se requiere un gran acuerdo que siente las bases de lo que haremos para avanzar, lo que exige voluntad y conciencia de que las cosas no se ejecutan a puro voluntarismo y diagnósticos de salón, pasillos universitarios u oficinas de gremios y lobbystas.
Aún estamos a tiempo de corregir.