Cumplir para avanzar
"Lo logrado hasta ahora demuestra que la eficiencia administrativa y las condiciones laborales justas pueden ir de la mano. Si aspiramos a un sistema educativo robusto, debemos comenzar por lo fundamental: reconocer y valorar a quienes lo hacen posible". José Martínez Chiguay, Director ejecutivo del SLEP Licancabur
El viernes 31 de enero, en el SLEP Licancabur, dimos un paso importante hacia nuestra consolidación institucional. Realizamos el pago de sueldos a 3.471 docentes y asistentes de la educación en las comunas de Calama, Tocopilla, San Pedro de Atacama, María Elena y Ollagüe. Este acto, lejos de ser una obligación administrativa, representa un compromiso real con quienes sostienen el sistema educativo con su esfuerzo diario.
Los trabajadores de la educación, con su compromiso y esfuerzo diario, son los verdaderos artífices del futuro de nuestras generaciones. Su labor es fundamental para garantizar que los estudiantes reciban una formación de calidad, una piedra angular para su desarrollo personal y colectivo. Este pago tiene como objetivo valorar esa entrega, no solo cumpliendo con la normativa, sino también reafirmando nuestro respeto hacia su labor esencial.
Desde el principio, tuvimos claro que, en medio de la transición a la Nueva Educación Pública, la confianza no se gana con discursos, sino con hechos. Por eso, nos preparamos con rigor: realizamos tres simulaciones de pago, ejecutamos tres transferencias bancarias y alcanzamos un 99,94% de efectividad. Todo para asegurar que cada trabajador recibiera su salario sin problemas.
La constante comunicación con los gremios y la difusión transparente de la información, mediante correos electrónicos, redes sociales y reuniones cara a cara, fueron clave para asegurar claridad y tranquilidad a lo largo de todo este proceso. La confianza se construye con transparencia y disposición para dialogar, valores que cultivamos en cada etapa de esta gestión.
El pago oportuno tiene un impacto significativo en la vida de los trabajadores, no solo en su estabilidad económica, sino también en su motivación y bienestar. Cuando los salarios llegan en tiempo y forma, se refuerza un clima laboral positivo, lo cual incide directamente en la calidad de la educación que entregamos. Si los docentes y asistentes de la educación están tranquilos y motivados, el ambiente de aprendizaje será propicio para el crecimiento de nuestros estudiantes.
Lo logrado hasta ahora demuestra que la eficiencia administrativa y las condiciones laborales justas pueden ir de la mano. Si aspiramos a un sistema educativo robusto, debemos comenzar por lo fundamental: reconocer y valorar a quienes lo hacen posible. Este pago puntual no es simplemente un trámite, sino una afirmación de nuestro compromiso con la educación y con quienes la sostienen.
En este camino, la tarea de fortalecer la educación pública es un compromiso compartido, una verdadera responsabilidad colectiva. Por eso, invito a todos los actores de los territorios, a los gremios y a las comunidades educativas a hacer de esta misión nuestra prioridad. Es clave que trabajemos con la certeza de que la Nueva Educación Pública es una política de Estado respaldada por la ley, más allá de las coyunturas y los vaivenes de la política actual.