Antofagasta se levanta
LA REGIÓN QUE SOÑAMOS. Sebastán Videla, diputado de la República.
"Quienes han liderado la bandera del desarrollo de la región, han tenido que pasar por muchos desafíos y dificultades, pero la capacidad de superación y principalmente el amor por su tierra, pudieron lograr la siembra para una cosecha optima y exitosa". Sebastián Videla Diputado
El sueño, ese proceso complejo e interesante, que envuelve nuestra mente cada noche, es mucho más que un simple estado de inconsciencia. Es un viaje interior, un espacio donde nuestra imaginación se despliega sin límites. En los sueños, podemos sentir, volar, abrazar, reír, llorar, visitar lugares o revivir experiencias pasadas. Son pinceladas de color que embellecen el lienzo de nuestra vida.
Pero los sueños no solo son un escape de la realidad, pueden ser también una fuente de inspiración y conocimiento. En ellos, procesamos la información que recibimos durante el día a día, resolviendo problemas y elaborando nuevas ideas. Los sueños son el laboratorio donde se gestan nuestros proyectos más ambiciosos, donde aparecen los recuerdos más hermosos, donde nacen las innovaciones que transformarán nuestras acciones.
El proyectar nuestros sueños para convertirlos en realidad, ha sido parte de mi vida desde que tengo memoria, principalmente por mis padres, quienes fueros los que me guiaron a realizar un camino de vocación, reflexión y construcción de mis anhelos, con mis defectos y virtudes, pero siempre con el apoyo incondicional de ellos.
En el desarrollo de la vida, uno va descubriendo que los sueños si se pueden cumplir, pero ese requiere de varios factores: La perseverancia, disciplina, fuerza y voluntad son esenciales para convertirlos en realidad.
Tengo plena convicción de que soñar en grande es el primer paso para transformar la realidad. Con esa premisa, "Antofagasta, la región que soñamos" lo veo como un llamado profundo a la esperanza, al trabajo colectivo y al amor por una tierra llena de oportunidades. Esta iniciativa tiene que ser el reflejo de una región que escucha a su gente y decide construir, entre todos, un futuro más justo, más próspero y más humano.
La Región de Antofagasta, con su inmenso desierto y su costa infinita, ha sido testigo del esfuerzo y la resiliencia de generaciones que forjaron su historia bajo el sol más intenso y el cielo más claro. Quienes han liderado la bandera del desarrollo de la región, han tenido que pasar por muchos desafíos y dificultades, pero la capacidad de superación y principalmente el amor por su tierra, pudieron lograr la siembra para una cosecha optima y exitosa.
Hoy la Región enfrenta desafíos que solo pueden resolverse con sueños enfocados en la unidad: cuidar su riqueza natural y asegurar que cada antofagastino y antofagastina pueda vivir con dignidad y oportunidades.
Los sueños tienen que convertirse en voces que no deben quedarse en los márgenes: los jóvenes que sueñan con un futuro en su tierra, las mujeres que luchan día a día por un espacio justo, las comunidades que cuidan el medioambiente y aquellos que, con esfuerzo anónimo, sostienen la Región de Antofagasta con su trabajo.
La visión de la región tiene que construirse en pilares claros y concretos: El sueño de Diversificación y futuro sostenible para que la región sea mucho más que minería, convirtiéndose en referente de energías limpias, innovación y turismo sustentable; El sueño de Equidad y oportunidades, para tener una región donde la educación, la salud y el trabajo digno lleguen a cada rincón, sin distinciones ni brechas; El sueño del cuidado de la naturaleza y el medio ambiente, honrando el desierto, el mar y sus ecosistemas, asegurando que las generaciones futuras hereden un hogar lleno de vida; El sueño del orgullo e identidad regional, potenciando el sentido de pertenencia, rescatando las historias, tradiciones y culturas que dan vida a la región.
Antofagasta, conocida como el corazón minero de Chile, y el motor minero del mundo, enfrenta también desafíos como la estabilización económica, la mejora de la calidad de vida, el acceso a la educación y el desarrollo de nuevas conectividades y tecnologías. A través de talleres, foros y mesas de trabajo, es necesario recoger la voz de actores claves: ciudadanos, empresas, autoridades y organizaciones sociales, quienes sin duda coinciden en la necesidad de impulsar una región más inclusiva, innovadora y respetuosa del entorno natural.
Pero la región que soñamos tiene que ser más que planes y estrategias; es el latido de una comunidad que no pierde la esperanza, que cree en el poder de la unidad y en la fuerza de quienes aman su tierra. Es la promesa de un futuro donde los niños crezcan con oportunidades, donde los adultos puedan trabajar con dignidad y donde los abuelos miren con orgullo todo lo que han construido.
Construir un proyecto colaborativo que busca elaborar una visión compartida del futuro de la región, considerando sus desafíos actuales y las oportunidades que ofrece su potencial, impulsada por la participación ciudadana y diversas instituciones, debe tener como objetivo central definir estrategias y acciones concretas que permitan un desarrollo integral y sostenible en los próximos años.
La región que soñamos no solo debe representar una aspiración, sino un llamado a la acción. Es un reflejo del compromiso de sus habitantes por construir un futuro próspero y equilibrado, donde la identidad regional y el desarrollo vayan de la mano.
Soñar es el primer paso. Trabajar juntos es el camino. Y convertir esos sueños en realidad es la recompensa que Antofagasta merece. Esta iniciativa es un recordatorio de que el futuro no está escrito: se construye con cada voz, con cada acción y con el compromiso de cada uno de nosotros.
Antofagasta no solo sueña, Antofagasta se levanta para ser la región que merece ser.