El último Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU) elaborado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica detalla que Antofagasta mantuvo un nivel Medio-Alto en calidad de vida urbana, pero existen niveles bajo y medio bajo en índices como vivienda y entorno. Un llamado de atención.
Merecemos una ciudad ordenada y esto requiere de coordinación entre distintos servicios públicos y privados, poniendo en primer lugar a nuestros vecinos. Esto, además, requiere organización, cumplir con los plazos y bajo ningún punto de vista improvisar. Queremos una nueva Antofagasta, linda, limpia, ordenada y segura, donde las personas puedan ocupar los espacios, con vías expeditas, iluminadas, desplazamientos seguros y sin inconvenientes.
Ocupar nuestros espacios peatonales, calles sin autos mal estacionados, pavimentadas y sin baches. Todo ello requiere fomentar el respeto entre las personas y la convivencia vecinal.
Antofagasta no merece más situaciones como el proyecto de la avenida Pedro Aguirre Cerda que demoró más de una década. También está el retraso de las obras de la avenida Ejército, que cumplen seis años de infructuosos trabajos. Si bien estaba prevista su entrega para el 28 de febrero, llegamos a marzo y siguen las obras con pocos avances.
Junto a vecinos, deportistas y comerciantes del sector realizamos una visita al lugar, y éramos más nosotros que quienes trabajaban en este proyecto. Tuvimos que golpear la mesa para que mágicamente aparecieran más cuadrillas y maquinarias.
Esto no se trata de molestar a Serviu o la empresa mandante de dichas obras, sino que de la molestia de los vecinos, quienes en vez de ver cómo mejora su calidad de vida, han visto un detrimento de ésta y en el caso de los comerciantes una caída en las ventas que llegan hasta el 50%.
Las cosas mal hechas significan problemas de seguridad, viales, en los barrios, para los emprendedores, por mencionar algunas situaciones. Antofagasta no tolera más este tipo de situaciones.
Por otro lado, la Encuesta Barómetro de agosto 2024, arrojó que existen expectativas respecto a la posibilidad de mayor desarrollo urbano que incluya mejor infraestructura vial, en específico respecto a calles, paraderos y conectividad. A esto se suma, un anhelo común de creación de espacios públicos y áreas verdes.
Los ciudadanos merecen respeto y donde se hagan bien las cosas. Somos la capital regional, una de las ciudades más importantes del país. Antofagasta no merece ni soporta obras mal hechas, con plazos poco claros de entrega y externalidades que se hacen eternas. Tampoco es admisible una mala planificación que no considere el crecimiento armónico con áreas verdes, veredas y aceras amigables, o incorporar obras anexas como ciclovías mal hechas y sin consultar a los vecinos donde estarán emplazadas. El ordenamiento de las ciudades es un imperativo.
No somos un campamento minero, donde las ciudades crecen en forma desorganizada e improvisada y con obras mal hechas. Estamos en el 2025, ya quedó atrás la época de imponer en forma centralista a través de servicios públicos qué hacer con nuestra ciudad y vecinos.
Queremos una nueva Antofagasta linda, limpia, ordenada y segura. Por eso, hay que trabajar juntos y haciendo bien las cosas.