El espiral de la seguridad
Dra. Francis Espinoza F. , Académica UCN
En una columna pasada escribí sobre el 'dilema de la seguridad' en relación al conflicto del medio oriente (El Desconcierto, 25/09/2024). En ese escrito, señalé que en Relaciones Internacionales, la espiral de la seguridad se refiere al aumento de la fuerza militar de un estado-nación así como la búsqueda o la firma de alianzas con otros países para responder a través de medidas similares, produciendo mayores tensiones que pueden llegar a la generación de conflictos, aun cuando ninguna de las partes realmente lo desee. En esta oportunidad, vale la pena referirse a las implicancias de la puesta en marcha del Ministerio de Seguridad, más allá de las polémicas de las designaciones políticas en los cargos respectivos, y en la necesidad de hablar de un flagelo que va in crescendo en nuestras latitudes, el crimen organizado.
De acuerdo a la periodista costarricense, Cynthia Briceño, América Latina enfrenta una de las mayores crisis de seguridad y delincuencia de las últimas décadas. De acuerdo a la Oficina de la ONU contra la droga y el delito, en 2023 la región experimentó una tasa de homicidios superior al promedio mundial, y un 50% de los casos de asesinatos están relacionados con el crimen organizado. El ex Ministro del Interior de Ecuador, Patricio Carrillo, en una entrevista señaló que "… La espiral de violencia y criminalidad se extiende más allá del crimen organizado, afectando aspectos políticos, sociales y económicos" (Polítikasenlinea.com, 16/04/2024). Por ende, la creación de institucionalidad robusta en materia de seguridad, sin duda, ha sido un ferviente anhelo de la ciudadanía y de los diversos sectores políticos desde hace años.
En unas actividades organizadas la semana pasada por la fundación alemana Konrad Adenauer en la ciudad (conversatorio y almuerzo de trabajo), se abordó en profundidad la temática del crimen organizado como un nuevo sistema de orden internacional. Esta idea fuerza también es encontrada en los textos Economías Criminales Enfoques Multidimensionales (Victor Hugo Guerra H., y otros, 2024), Un Virus Entre Sombras. La expansión del Crimen Organizado y el Narcotráfico en Chile (Pablo Zeballos, 2024) y The Fourth Trasnational Criminal Wave (Douglas Farah, 2024). Los autores citados analizan cómo los nuevos actores internacionales y los mercados cambiantes transforman las economías ilícitas de América Latina y generan alianzas con el crimen organizado, siendo este último la 'cuarta economía mundial' luego de Estados Unidos, China y Alemania.
Según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) 2023, Chile registró un máximo histórico de percepción de inseguridad (90,6%,). En el Índice de Paz Global 2024, Chile está en el puesto 64 del ranking de paz mundial, de los 163 países analizados; y a diferencia de la mayoría de Latinoamérica, la actividad delictiva en Chile es baja, lo que la convierte en una de las naciones-estado más estables y seguras del continente latinoamericano. Las cifras a nivel local no son tan alentadoras, ocupando un desgraciado cuarto lugar, la Región de Antofagasta se asemeja a la estimación nacional (8,1%) en victimización a hogares por delitos violentos, superada por las regiones Metropolitana (10,3%), Arica y Parinacota (9,7%) y Tarapacá (9,4%).
Una de las preocupaciones fundamentales que planteó el Fiscal Regional, Juan Castro B. en el encuentro con la Fundación Konrad Adenauer fue el control de fronteras y economías ilícitas a través del Corredor Bioceánico, dado que en diversos puntos de intersección de esta ruta convive el crimen organizado y sociedades precarias en economías informales y con deficiente infraestructura crítica. La espiral de la seguridad debe estar más presente que nunca en regiones como la nuestra que constituyen un perfecto ecosistema para el crimen trasnacional, penetrando nuestro tejido social y capturando finalmente el Estado. Nuestra región requiere más robustez institucional y articulación de diversos actores de la sociedad civil, del mundo privado y del Estado para combatir la criminalidad de alto nivel, y no un simple eslogan de "Antofagasta segura".

